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Copa Libertadores

A 21 años de la Libertadores 2000

Te compartimos un recuerdo de lo que fue una de las mayores epopeyas del club en su historia.

Hace veintiún años Boca Juniors lograba su tercera Copa Libertadores al vencer al poderoso Palmeiras en Brasil. Carlos Bianchi, que ya había conseguido de manera brillante que su equipo ganara un bicampeonato local de manera invicta en las temporadas anteriores, confirmaba con esta estrella su brillantez y que todo lo que había logrado en Vélez no era casualidad.

Aquel Boca estaba plagado de estrellas, siendo muchos de ellos los mejores en su puesto en la historia del club, y también figuras que brillarían a nivel mundial como fue en el caso de Juan Román Riquelme. La seguridad de Córdoba en el arco, el talento de Ibarra en el lateral derecho, la fortaleza de una dupla central como la que conformaban Samuel y Bermúdez, la llegada al gol de Arrubarrena en su posición de tres, la polifuncionalidad de Traverso, la inteligencia de Basualdo, el recorrido de Battaglia, el ingenio de los Mellizos, la explosividad del Chelo Delgado, la mística de Palermo, la picardía de Barijho, la versatilidad de Matellán, el compromiso de Navas, la desfachatez de Pereda y los aportes de juveniles como Marchant, Burdisso, Pérez, La Paglia y Moreno, fueron decisivos para que el 10 brillara y el Virrey conformara un equipo de ensueño.

Si bien Boca confirmó ser un campeón admirable, el camino al título tuvo varios momentos complicados que el equipo tuvo que atravesar. De hecho, se comenzó perdiendo en la fase de grupos ante el Blooming por 1-0 y con el condicionamiento de la altura de Santra Cruz en Bolivia. A partir de ahí el equipo solo empataría con Peñarol en Montevideo, sumando cuatro triunfos en los que se mostró invencible en La Bombonera y fuerte en Chile ante Universidad Católica.

Uno de los condimentos de este éxito fueron las ausencias. Hay que recordar que Diego Cagna, capitán del bicampeonato local, se había ido a España para jugar en el Villarreal. Además, Martín Palermo, máximo goleador y una de las figuras clave de esos títulos nacionales, estaba recuperándose de la ruptura de ligamentos y se perdió gran parte de esta copa; misma situación que ocurrió con otro referente como Mauricio Serna, quien ni siquiera pudo ser utilizado. Bianchi suplió al Loco con Barijho y Moreno, quienes marcaron seis tantos cada uno y fueron los que más gritaron para el Xeneize en esta Libertadores. ¿Y al Chicho? con Traverso y Battaglia, teniendo ese mix de juventud y experiencia que fue consigna a la hora de manejar un plantel lleno de personalidad. Además, el Virrey sumó un refuerzo de lujo para este certamen y para el resto de su ciclo, como fue el de Marcelo Delgado.

En fase de grupos Boca primero tuvo que cruzarse con Nacional de Ecuador, club con el que empató por 0-0 de visitante y al que apabulló en La Bombonera por 5-3 para enviarle un mensaje al resto de los competidores. En especial a River, con quien se mediría en la siguiente fase.

Los cuartos de final son parte del sabor especial que tuvo esta Libertadores. Como mencionamos, River fue el rival y uno de los enemigos más importantes en la carrera por el título, en especial por la calidad del plantel que tenía el conjunto Millonario. La ida fue en Núñez y con caída por 1-2, siendo Riquelme el autor del descuento por medio de un tremendo golazo de tiro libre. La previa a la vuelta fue muy picante, con el Tolo Gallego chicaneando frente a los rumores del regreso de Palermo tras su lesión, momento que quedó inmortalizado por aquella frase que lo condenó al DT: «Si ellos lo usan, yo lo pongo al Enzo (Francescoli)». El duelo que cerró este Superclásico no pudo ser mejor, ya que tras igualar por 0-0 en el primer tiempo, el Xeneize en el complemento salió a matar o morir con un Román totalmente inspirado y decisivo. El 10 asistió a Delgado con un pase brillante para el 1-0 y marcó de penal el segundo con el que ya se lograba la clasificación, todo con el condimento que minutos antes había ingresado el Loco para desatar la locura del templo. Por si fuera poco, inventó un caño frente a Yepes y participó con un pase clave para que Battaglia desbordara y se la dejara servida a Martín, quien como si el tiempo se detuviera, consiguió el 3-0 con el que culminó el encuentro y explotó la emoción.

La semifinal fue el momento donde más miedo atravesó el hincha. Boca se enfrentó al América de México y luego del brillante 4-1 en La Bombonera, nadie podría creer lo que se sufriría para llegar a la llave decisiva. Allá, como visitante, se padeció la altura y un calor abrumador, dejando al equipo a punto de quedar eliminado con un 0-3 en el marcador parcial cuando ya promediaba el segundo tiempo. Afortunadamente, un gran tiro de esquina de Riquelme fue cabeceado de manera brillante por Samuel, quien marcó un de los goles más gritados por toda una generación. Con el 1-3 el equipo se cerró, cuidó el resultado, la pelota y se aseguró volver a jugar una llave por el título del mejor de América.

La final no podía ser ante un rival más difícil, ya que el Palmeiras de Scolari venía de ganar el título en la edición anterior y era el candidato de todos para repetir. En La Bombonera se mostró la paridad, con un 2-2 en el que el Vasco Arruabarrena fue el autor ambos tantos. Ese empate aumentó la confianza de los brasileros, que ya se sentían ganadores, con entrevistas públicas que Bianchi utilizó para encender el ánimo de sus dirigidos. En Brasil el equipo sacó a relucir toda su personalidad y, tras una batalla extensa en la que se le anuló mal un tanto a Palermo, todo se fue a los penales. En esa instancia Oscar Córdoba se transformó en héroe, tapándole los remates a su compatriota Faustino Asprilla y a Roque Junior. Ventaja clave que el capitán Jorge Bermúdez no desperdició, y con con jerarquía, definió para poner el 4-2 y que significó la obtención de la Libertadores.

Hace 21 años Boca volvía a sumar el máximo título continental y confirmaba por qué ese equipo es hasta el día de hoy uno de los mejores de la historia del fútbol. Es que este punto álgido sería solo una parte importante del ciclo, uno que en ese mismo año tendría otras dos grandes alegrías, tanto a nivel local como en el internacional, con el triunfo en Japón contra el Real Madrid. Logros que también se sumarían al bicampeonato de América en el 2001, siendo el Xeneize el último club que ha logrado semejante desafío.

 

 

 

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