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Editorial

El día del amor por el deporte

Les dejamos la historia de superación de dos deportistas que convivieron con el retiro y que hoy viven un regreso soñado.

Dolor. Tristeza. Frustración. Otra vez el deber de ingresar a un quirófano. Estar marginado. Llorar. Y pensar en el futuro, que por momentos se tiñe de oscuridad.

Toda persona que alguna vez sufrió una lesión de gravedad, afirma con certeza que es el peor momento que puede atravesar un deportista de alto nivel. Se pierde ritmo de competencia, rodaje, estado físico, preparación mental. Y por sobre todas las cosas: se pierde el entusiasmo.

Este domingo Argentina ganó la Copa Davis por primera vez en su historia, rompiendo con una maldición de más de 90 años que perjudicó e impregnó «la mancha del fracaso» a innumerables camadas de jugadores.

El bastión de la epopeya fue Juan Martín Del Potro, quien gracias a sus victorias frente a Andy Murray y Marin Cilic desdobló series que, en los papeles, eran casi imposibles. El propio tandilense, antes de levantar la Ensaladera, tuvo que sacar adelante el partido más complicado de su carrera: la lesión en su muñeca izquierda; ésa que lo dejó marginado por casi dos años y que lo obligó a ingresar tres veces en 15 meses al quirófano.

Rompiendo con toda superstición que se cansaron de realizar los expertos, ésos que afirmaban que el oriundo de Tandil no iba a volver a jugar profesionalmente al tenis, Del Potro cosechó en su año de regreso la medalla de plata en los Juegos Olímpicos, venció varios top ten, obtuvo un torneo ATP y ganó la Copa Davis, constituyéndose el 2016 como su mejor temporada.

Mientras los jugadores de la Selección argentina de tenis celebraban su triunfo, Boca enfrentaba a San Lorenzo en – hasta el momento – el partido más complicado del campeonato. Allí, con la número 5, se encontraba Fernando Gago, quien retornaba oficialmente a las canchas vistiendo la camiseta azul y oro después de haber estado fuera de ellas durante 7 meses por sufrir su segunda rotura del tendón de Aquiles.

Siendo Pintita el eje central del juego de Boca, transformándose en el líder futbolístico, y consolidándose como la figura del encuentro decisivo, su equipo logró la victoria en un reducto siempre complicado, para dejar al club a 4 puntos del primero del campeonato.

Los libros de historia del deporte dirán que aquel 27 de noviembre del 2016 fue la fecha en la que Argentina se coronó campeón de la Copa Davis. Acá preferimos recordarlo como el día del amor por el deporte. Ese que aplastó a la frustración. El que dejó de lado los miedos. Aquel que sirvió como combustible para volver, para que ellos puedan regresar a la cancha y devolvernos la sonrisa.

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