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Copa Libertadores

El uno por uno del plantel campeón de la Libertadores 2000

Nuestra mirada sobre lo que fue el nivel de un grupo de jugadores que serán recordados por siempre.

A veintiún años de la obtención de la tercera Libertadores de la historia, y la primera de Bianchi en el club, hacemos un repaso sobre el rendimiento del plantel que logró semejante éxito. Mirá:

Oscar Córdoba: el colombiano actuó en todos los partidos de la Libertadores, aún teniendo un suplente de lujo como Abbondanzieri que no pudo ver ni un minuto. Sin dudas que fue uno de los puntos determinantes del equipo, como demostró en los puntos más clave como la vuelta ante River o en Brasil ante el Palmeiras, llave en la que además tuvo el plus de contener dos penales.

Hugo Ibarra: el Negro solo se perdió el triunfo ante Peñarol en La Bombonera por la fase de grupos, después jugó todos los minutos y fue clave debido a su enorme talento para ser salida. La técnica que tenía no era normal para un lateral, siendo capaz de gambetear o manejar ambos perfiles pese a la presión. También era un desahogo para Riquelme en los cambios de frente y un enorme marcador de por su potencia y físico.

Jorge Bermúdez: una copa de ensueño para el colombiano, que heredó la cinta de Cagna y no defraudó. Junto a Córdoba actuó en todos los choques, solo siendo reemplazado en el 5-3 ante Nacional de Ecuador, juego en el que marcó uno de sus dos goles del torneo, siendo el otro en la fase de grupos contra Peñarol. Anuló a todos los delanteros de área y fue quien cerró el torneo con ese penal sensacional que ejecutó ante el Palmeiras.

Walter Samuel: para muchos el Muro fue el mejor central que jugó en Boca, aún pese a no estar tantos años como otros igual de afamados. Ese nivel lo demostró en la Libertadores, siendo el tercer y último jugador que actuó en todos los partidos junto a Córdoba y Bermúdez. Justamente ese tridente fue parte esencial para la seguridad de un equipo que se hizo fuerte de atrás para adelante. Su agónico gol ante el América solo fue la parte más mediática de una actuación brillante a lo largo de toda la competencia.

Rodolfo Arruabarrena: el Vasco se perdió el debut por estar en la selección, pero desde que entró al equipo confirmó el nivel que venía teniendo a nivel local y la importancia en el poder de fuego del equipo. Desde la posición de lateral izquierdo fue el tercer máximo anotador de Boca con cinco gritos, que incluyeron dos en la final contra Palmeiras en la ida.

Cristian Traverso: un jugador poco valorado pero que fue determinante en la estructura. Le tocó suplir a Serna y lo logró, ya que nadie extrañó al Chicho en esa Libertadores, aún con el nivel excelso que tenía el colombiano antes de su lesión. Siendo central de origen, se adaptó a la posición de volante, jugando en el medio o incluso por los costados frente a la necesidad del equipo. Solo se perdió el choque ante Universidad Católica en la fase de grupos, lo reemplazaron apenas en dos encuentros, y marcó un grito frente al Blooming en La Bombonera.

Sebastián Battaglia: con solo 19 años fue una pieza importantísima en la Libertadores. Disputó 13 encuentros entre los que titularizó e ingresó, perdiéndose solo la ida ante River en el Monumental. Con el avance de la Copa fue ganando aún más peso, en especial luego de que fuera tan revulsivo en la vuelta del Superclásico, recibiendo la falta del penal del 2-0 y siendo el asistente de Palermo en el 3-0. El Virrey lo premió con más minutos ante el América y al transformarlo en inamovible frente al Palmeiras en la final. Demencial su rendimiento, por le contexto y su juventud.

José Basualdo: el Pepe cumplió 37 años un día antes de la consagración del equipo. Dato que sirve para demostrar su valía, ya que para mantenerse en ese nivel de rendimiento y de competencia a esa edad, es porque tenía algo especial, como en su caso fue la experiencia e inteligencia. Bianchi lo usó en 8 partidos, casi siempre haciéndolo ingresar en momentos clave e importantes. De hecho, terminó siendo titular en el partido de vuelta de la final, como también lo sería contra el Real Madrid en Japón meses más tarde.

Juan Román Riquelme: el talento puro dentro del equipo. Bianchi en la fase de grupos lo cuidó y apenas lo utilizó en dos de los seis partidos, ya en la fase eliminatorias lo transformó en su líder, siendo titular e indiscutido en todas las llaves. Contra Nacional de Ecuador marcó en la vuelta, contra River fue la figura indiscutida, contra América hizo jugar a todos acá y asistió a Samuel allá, contra Palmeiras se recibió de torero y marcó su penal en la definición que dio el título. En su primera Libertadores el 10 empezó a demostrar por qué terminaría siendo el mejor de la historia en este torneo.

Marcelo Delgado: el Chelo fue mirado de reojo por muchos cuando Bianchi lo pidió, ya que no entendían por qué se reforzaba en una posición donde estaba Guillermo. El Virrey terminó acertando, ya que el Mellizo sufrió varias lesiones que hicieron que su incorporación fuera decisiva, como lo demostró ante River con aquel gol que abrió una goleada histórica. En esta edición fue importante en la que apareció en 8 encuentros, pero este recién sería el punto de partida para una carrera gigantesca dentro del club.

Antonio Barijho: el Chipi fue el elegido inicialmente por el Virrey para suplir a Palermo. Puesto de titular que alternó debido a la aparición de Moreno y a la vuelta del Titán. Aún así, el delantero fue determinante con seis gritos en nueve encuentros, unos que se dividieron en los tres que le hizo a Universidad Católica (uno acá y dos en Chile), uno a Peñarol (en el templo) y su doblete en la ida de las semifinales contra América de México en La Bombonera. Más allá de sus cifras, era clave en esa actitud combativa que tenía el equipo.

Julio Marchant: el santiagueño es uno de los tantos jugadores que han sido importantes y que no son tan recordados. Jugó en 9 encuentros de esta Copa, siendo titular únicamente en dos de ellos, pero unos que fueron muy importantes como la vuelta ante River y la ida ante América. Marcó ante los mexicanos en ese duelo y ante Peñarol por la fase de grupos. Era un volante por derecha clásico, que se destacaba por su técnica para trasladar la pelota. Entre él y Battaglia suplieron la baja de Cagna en esa Libertadores.

Guillermo Barros Schelotto: el Mellizo venía de ser una de las grandes figuras del equipo bicampeón y se esperaba que junto a Riquelme siguieran liderando a Boca, en especial frente a la lesión de Palermo. Lamentablemente esta fue la etapa donde empezaron a aparecer las lesiones musculares en su carrera. Tras jugar toda la fase de grupos completa, esas molestias hicieron que apenas tuviera unos minutos en la ida contra River y Palmeiras. Recién en la vuelta en Brasil logró titularizar de nuevo para alcanzar la Copa junto a Román y Martín. Metió un gol ante Católica y marcó el primero de los penales en la definición contra Palmeiras.

Gustavo Barros Schelotto: el otro Mellizo incluso fue más importante que su hermano en esta Copa. Bianchi a partir de la fase de eliminación directa lo transformó en una pieza clave. El volante no había sido parte en la fase de grupos y acá inició en seis de los ocho encuentros. Marcó ante Nacional de Ecuador en la vuelta de octavos, disputó los dos duelos ante River, las dos semifinales ante el América y la ida contra el Palmeiras. Mezclaba muy bien el sacrificio con el juego.

Alfredo Moreno: el Chango tuvo una irrupción goleadora que hizo que Barijho perdiera la titularidad frente a la lesión de Palermo. El juvenil marcó cinco ante el Blooming en el 6-1 por la fase de grupos, récord que hasta el día de hoy mantiene dentro de los argentinos que han disputado la Libertadores. También le anotó a Nacional de Ecuador, llegando a los seis tantos con los que, junto al Chipi, lo hicieron el máximo anotador del equipo en este torneo. Sus últimos cotejos en esta edición fueron contra River, ya que con la vuelta de Palermo ya no tuvo lugar.

Martín Palermo: el aporte del Loco fue más por lo emotivo que por lo práctico. Llegó con lo justo al Superclásico y logró marcar ese tanto icónico, pero todavía se notaba que no estaba en plenitud. Es por eso que Bianchi le fue dando lugar de a poco, dándole la chance de ser titular en la vuelta de la final, donde le anularon mal un tanto y en la que anotó su remate en la definición por penales. Hay que entender el contexto, ya que el Titán había tenido una experiencia negativa desde los doce pasos, cuando el año anterior erró tres contra Colombia en la selección, por lo que aquel disparo tenía una carga muy pasada que él supo sobrellevar.

Fernando Navas: Turbina fue importante en la fase de grupos, jugando cinco de los seis partidos. Ya en fase eliminatorias, solo ingresó contra Nacional de Ecuador en la vuelta y con River en la ida. Era un volante por afuera con buena gambeta y velocidad, aunque le faltaba algo de consistencia para sostener su regularidad.

Christian Giménez: el chaqueño supo ser un jugador de rol que aportaba desde su velocidad y capacidad aeróbica, tanto de delantero como de volante. Bianchi fue utilizándolo en la Copa en las distintas instancias, dándole minutos en la fase de grupos, pero también en la semi y final. Situación similar ocurriría al año siguiente, donde también tendría momentos importantes en el bicampeonato de la Libertadores.

Nicolás Burdisso: el defensor apenas jugó de titular contra Peñarol en la fase de grupos y sumó un minuto contra River en la vuelta para culminar la fiesta. Bianchi empezaba a darle confianza a un juvenil que al año siguiente sería clave como reemplazo de Samuel en el bicampeonato de América.

César La Paglia: el juvenil en su momento parecía tener más potencial que el propio Riquelme, pero la realidad luego marcó las enormes diferencias entre ambos. Aún así, el Virrey le dio minutos contra Universidad de Chile y contra Palmeiras en la final de ida. Era un enganche fino y de buena gambeta, aunque algo frágil en lo físico.

Anibal Matellán: Bianchi empezó a apostar con él para el puesto de lateral izquierdo, supliendo al Vasco en el partido inaugural y luego ingresando en la vuelta contra River en lugar de Arruabarrena. Situación que no sería casual, ya que meses después lo utilizaría en esa posición para anular a Figo en la Intercontinental. Luego, un año después, lo volvería a poner en su puesto original de central para que compita con Burdisso como relevo de Samuel en la dupla con Bermúdez.

José Pereda: el peruano arrancó en la fase de grupos con minutos en dos partidos, pero luego no volvió a aparecer debido al gran nivel de Battaglia, Marchant o Gustavo Barros Schelotto. Sí fue importante en los torneos locales, siendo un relevo confianza en el que se destacaba por su gran capacidad de traslado de pelota.

Omar Pérez: Bianchi lo hizo debutar al santiagueño durante esa temporada y, viendo que estaba encaminado en la clasificación, también le dio minutos en la Copa durante el triunfo ante Católica por la fase de grupos. Luego, al año siguiente, el enganche tendría mucho más lugar en la rotación. Fino, de pie elegante, capaz de jugar en la banda, pero sin la regularidad necesaria para consolidarse.

4 Comments

4 Comments

  1. Ricardo

    21 junio, 2021 at 15:58

    No solamente eran esos grandes jugadores, fue también un Sr. DT como Carlos Bianchi con su cuerpo Técnico -el aporte decisivo del profe Santella- y el apoyo de la dirigencia. Entre todos se formó ese equipo formidable e inigualable en sus logros deportivos (el mejor Riber de Gallardo no le llega ni a los talones).

    • Ariel

      22 junio, 2021 at 01:42

      La «dirigencia»… Preguntenle a Bianchi a Riquelme, Bermudez, o incluso antes a Maradona que decían sobre esa dirigencia. Este plantel glorioso, con Bianchi de técnico se sobrepuso a la dirigencia nefasta y ganó todo…
      Encima el desubicado de Macri salió a decir en unas declaraciones que el logro de esta libertadores había tenido que ver con el trabajo de Bilardo y Veira… Por favor

      • Guillermo

        22 junio, 2021 at 07:43

        Nefasta dirigencia Ariel.
        Pero encontraron a Bianchi cuando estaban a punto de recibir una patada en el culo. Las gestiones con Bilardo y Veira fueron terribles fracasos si tenemos en cuenta las inversiones que se hicieron en jugadores. Con papelones como la goleada de gimnasia en la bombonera.
        Bianchi les acomodó todo y el impresentable de macri intentaba dibujarla para hacer creer que era todo parte de un plan seguido paso a paso. Donde Bilardo y Veira habían sido ‘fundamentales’. Berretas toda la vida, igualito que angelici que no tuvo la suerte de encontrarse con un Bianchi.
        Lo de Bianchi fue descomunal. Con 54 años de seguir a Boca, nunca viví nada igual. Se encontraron en el tiempo y en el espacio Bianchi y Riquelme. No creo que algo así vuelva a repetirse nunca más.El mejor técnico y el mejor jugador de la historia de Boca, coincidiendo en plenitud.

  2. Nicolas RIO NEGRO

    21 junio, 2021 at 23:22

    Ese equipo no se repite más. Jugadores demasiado buenos.

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