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Editorial

Interminable

Una vez más Juan Román Riquelme demostró que su fútbol no tiene fecha de vencimiento. A punto de cumplir 35 años, el Diez de Boca volvió a dar una gala de fútbol. ¡Dibuje maestro!

Todo es distinto cuando él está en la cancha. La pelota acaricia el césped y se acomoda en su pie expectante. Sabiendo que él le buscará el mejor destino posible.  Las ilusiones brotan y la esperanza se entrega rendida a la capacidad de ese hombre que tantas veces fue retirado, acusado y criticado sin impunidad. Rompiendo mitos físicos, teóricos y tácticos. La Bombonera volvió a latir al ritmo del Interminable.

Los lujos no son objetos de ostentación para el Interminable. No porque no tenga la capacidad de generarlos a placer. Sino porque sólo son un recurso más  en su filosofía futbolera. Siempre lo más importante es el objetivo colectivo y la búsqueda del triunfo.  Ante Arsenal la Bombonera vibró una vez más ante la improvisación y el arte. El Interminable tiró un caño elegante ante Mariano González. La acción fue totalmente fundamentada: sirvió como excusa para intentar enrojecer, con un grito de gol, la garganta de los Bosteros.

 

El destino suele ser injusto. Como aquellas canciones que nunca terminan de escucharse. O esas pinturas a las que el tiempo desgastó prohibiendo que las nuevas generaciones aprecien su belleza. El Interminable generó una ovación a puro quiebres de cintura e iluminación. Sólo un roce y el poder de la gravedad impidieron que un nuevo milagro se hiciese en La Boca.

 

 

La inteligencia para comprender el juego del Interminable va más allá de lo más obvio de apreciar. El mismísimo Carlos Bianchi, en la conferencia de prensa post partido, lo graficó muy bien:

Cuando tiene un compañero lento,  se la pasa al pie. Cuando tiene un compañero rápido, lo busco con un pase al vacío. Es único, aunque todos quisiéramos que hubiera más cómo él.

Algunos detractores eligen el silencio ante la magnificencia del Interminable. Otros, como camaleones, se suman al bando ganador para, incluso, pedirlo con énfasis para la Selección. ¿Él? Sólo se encarga de disfrutar del fútbol y de jugar en Boca mientras le gana al tiempo, a puro talento. 

1 Comment

1 Comment

  1. cristina sikos

    18 junio, 2013 at 18:20

    En esta nota el autor demuestra con palabras justas quien es ROMAN ,lo dice Bianchi ,lo demuestra el bostero y por primera vez,desde el relator hasta cuanto periodista escuche,in buscatlos ,todos hicieron referencia a la grandeza,la creatividad,el talento natural ,el placer de ver jugar al ultimo y unico 10 ….Todos muy agredacidos !!!!!!

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