Emocionante celebración de despedida para un futbolista que amó hasta el último instante al Xeneize.
Roberto Cabañas dejó una huella imborrable dentro de la historia de Boca Juniors, pero también él quedó marcado a fuego por el sentimiento azul y oro. Ese feedback de amor se vio reflejado en la sentida ceremonia de adiós que le realizó su familia en su Pilar (Ñeembucú, Paraguay) natal: una camiseta y un cuadro suyo vestido de jugador del Xeneize, fueron parte de los elementos que eligió su círculo más cercano para que lo acompañen en esta despedida.
Llegó a Boca maduro y con una gran experiencia tras jugar en Paraguay, Colombia y Francia. Aún así, y lejos de lo que marcaba el DNI, aportó mucha jovialidad debido a ese empuje, energía y espíritu ganador que tenía. Fue el goleador (7 gritos) del Apertura 1992, campeonato que cortó la racha de once años sin que el Xeneize pudiera ganar un título local. En esa misma temporada también sumó la Copa Masters, para ayudar a que hoy el club sea el que más títulos tenga a nivel internacional en este continente. Más allá de los trofeos, el hincha lo recuerda por su carisma, su entrega y por ser un símbolo de la paternidad frente a River Plate.
En una época en la que el amor por la camiseta parece no existir, Roberto Cabañas se fue cumpliendo su palabra al irse con la azul y oro acompañándolo.
alf
10 enero, 2017 at 14:30
UN FENOMENO QUE LE SOBRABAN HUEVOS Y FUTBOL.JAMAS LE PESO LA CAMISETA Y LA DEFENDIO A MUERTE.HASTA SIEMPRE PARAGUA