Boca Juniors levantó dos goles en contra y se llevó un empate del estadio de Lanús. El equipo de Guillermo Barros Schelotto se quedó fuera de la lucha por el título.
El mazazo de la derrota contra River perduró durante los primeros 45 minutos del primer tiempo frente al Granate. Boca salió dormido y en menos de cinco minutos ya perdía por un gol de Lautaro Acosta. La defensa regalando situaciones, el medio sin capacidad de quite ni de armado, los delanteros aislados y perdiendo siempre contra el fondo de Lanús. La anarquía reinaba y otro tanto del Laucha dejaba una sensación de derrota irremediable.
En el segundo tiempo se vio un Boca que de a poco empezó a crecer y a llegar al arco de Marchesín. Pero fue recién con el ingreso de Luciano Acosta y de Franco Cristaldo que el equipo realmente mutó. El enano aportó su cambio de ritmo y armó junto a Jonathan Calleri una gran jugada que culminó en el descuento por medio de Emanuel Insúa.
Boca pasó de la euforia a una pequeña tormenta que supo lidiar, primero con el azar de que Romero fallara con todo el arco libre su remate en el palo. Luego con una tonta expulsión de Insúa que Lanús no pudo aprovechar. Tras esquivar dos balas, una gran corrida de Luciano Acosta terminó en una definición bárbara de Jonathan Calleri para el 2-2 final. Los cambios de Arruabarrena, fueron vitales, los pibes mostraron el hambre y las ganas para poder levantar una caída segura.
El impulso del final, ese del cual debe agarrarse Boca para volver a crecer.