Una nota editorial que apunta a analizar con el corazón, y con fríos números, los costos de jubilar La Bombonera.
En el día de ayer, como se presumía, el Club Atlético Boca Juniors fue el único ofertante para la adquisición de los 32.545 metros cuadrados de los terrenos de Casa Amarilla. La compra fue por un precio total de 115 millones de pesos, con un plan de pagos de 22 cuotas semestrales y un 18 por ciento de tasa de interés fija en pesos, con 3 años de gracia. El 5 por ciento del total se haría al contado al momento de la compra. El pago completo se haría en 14 años, según informó Página 12.
La adquisición de estos terrenos forma parte del plan que Angelici y su comisión directiva tienen en mente para jubilar nuestra Bombonera y construir un estadio de 5 estrellas, a tono con las mega-construcciones europeas que solemos ver por televisión. Dicho plan consta de 6 etapas, habiéndose cumplido ya las 2 primeras. A saber:
1. Haber sido reelecto como presidente el 6/12.
2. Adquisición de los terrenos mencionados en esta nota.
3. Recalificación de dichos terrenos para que sean aptos para la construcción de un estadio y obtener calles que hoy se encuentran dentro del perímetro de propiedades del club.
4. Plebiscito entre los socios (no vinculante).
5. Aprobación en Asamblea del club (sus 10 agrupaciones tienen 140 de 210 representantes).
6. Endeudamiento y construcción.
El argumento que esgrime la actual Comisión Directiva para justificar la necesidad de la creación de un nuevo estadio es la falta de capacidad que tiene La Bombonera, actualmente de 54.000 lugares. Además una ley impulsada en 2015 por nuestro actual embajador en Portugal (Oscar Moscariello, quien al momento de su promulgación era diputado porteño y Vicepresidente de Boca Juniors) obligaría a los clubes de CABA de Primera División y B Nacional a tener el 50% de su aforo con asientos para el 30/6/17 y el 75% para misma fecha de 2019. Parece inverosímil su aplicación, ateniendo a nuestra idiosincrasia y modo de entender el fútbol. Aun así, sobre este punto, falta correr mucha agua bajo el puente.
Nadie duda de la esencia, mística e identidad que representa La Bombonera en el ADN de todos y cada uno de los Bosteros. También coincidiremos en que las características propias de nuestra casa son admiradas y envidiadas por fanáticos de todo el mundo, que la visitan en gran número. Todo este contexto genera una pregunta: ¿La Bombonera es chica? ¿Existe estadio en el mundo que pueda albergar todos nuestros hinchas? Puede que el lector conteste afirmativamente la primera pregunta y, con seguridad, le habrá bajado el pulgar al segundo interrogante. Entonces, ¿tiene sentido alguno desprendernos de nuestro mayor ícono de orgullo Xeneize y relegarlo al uso de eventos múltiples como recitales y partidos de tenis, explotado por una empresa de entretenimientos? ¿Necesitamos más localidades? Sí, sin dudas. Si la comisión directiva quiere embarcarnos en la construcción de un nuevo y moderno estadio con butacas y un costo de unos U$S 400.000.000, ¿No tendría más sentido negociar la compra de las dos medias manzanas que están detrás de los palcos, para así completar el estadio y, de esa manera, tener una Bombonera de igual capacidad que la que preveen construir, pero por un costo 8 veces menor en lo económico y un costo nulo en cuanto a pérdida de identidad? Parece que este no es el camino que desea transitar la actual comisión, quien solo manifiesta públicamente el deseo de juntarse con los autores de un proyecto serio de ampliación, pero no lo hacen en privado.
Apartemos por un momento el plano pasional, identitario y sentimental. Vayamos a los fríos números. Boca es un club de cuentas equilibradas con balances presentados estos últimos años que rondan entre el equilibrio técnico y un superávit de unos 7 u 8 millones de dólares excepcionalmente. ¿Cómo hacemos para obtener U$S 400 millones adicionales? ¿Necesitamos unos 50 años de grandes resultados económicos ininterrumpidos sin contar tasas de interés? ¿Seguimos asociando hinchas indefinidamente (hoy, contando adherentes, somos unos 150.000) para que paguen una cuota cada vez más cara que, con suerte, solo el 50% de ellos que tenga dinero suficiente para pagar un abono anual a una platea pueda acudir a ver al club?
¿Cedemos el nombre del estadio a una multinacional extranjera? ¿Rifamos nuestras joyas actuales y futuras sin disfrutarlas? ¿Seguimos cerrando disciplinas deportivas? ¿Nos endeudamos en dólares, sabiendo los riesgos que ello conlleva en nuestra inestable economía? Haciendo todo ésto y más, no obtendríamos el dinero necesario. Situación que podría permitir que algún “vivo” compre esa deuda y se quede con nuestra institución. Para entonces, no habremos solucionado el tema de la capacidad y habremos excluido socios e hinchas por no poder pagar un abono costos. Además, habremos malvendido nuestros jugadores y regalado el club a una empresa, dejando que quede del Club Atlético Boca Juniors (que podría pasar a llamarse Boca Juniors Sociedad Anónima Deportiva) no habrá resuelto la cuestión de la falta de capacidad; ya que este, es lisa y llanamente, un problema sin solución.
Entonces, la ampliación de La Bombonera sería la mejor opción. Ampliación que, además de ser viable en términos económicos, cuenta con dos realidades nuevas que favorecen la voluntad ya manifestada de los vecinos a negociar la venta de sus propiedades:
1. La compra de los nuevos terrenos muestran el actual deseo de la comisión de hacer un nuevo estadio (de no querer vender su propiedad, quedarían encerrados entre 2 grandes moles de cemento).
2. Boca cuenta ahora con nuevos terrenos más que suficientes para la reubicación de esos vecinos, justamente donde ellos desean estar: en el barrio de La Boca.
Como se dijo más arriba, el plan de construcción de un nuevo estadio ayer cumplió su segunda etapa, falta menos para ese objetivo, pero de recapacitar las autoridades o de ser impedido por presión popular, negativa plebiscitaria o en asamblea, aún se está a tiempo de cambiar de rumbo sin haber perjudicado al club. La afirmación se hace en base a que el deseo de muchos hinchas y algunas agrupaciones es la de dotar a esos terrenos de un contenido social, deportivo y de esparcimiento para socios y vecinos del barrio.
Existe además, en diagonal al estadio, frente a las piscinas un galpón en venta que ya mismo podría ser adquirido por el club y ayudaría a aumentar el patrimonio. Se puede seguir siendo el Boca que todos conocen, tener una actividad social superior a la que hoy ostentan clubes como Vélez, River o Lanús, seguir siendo una Asociación Civil Sin Fines de Lucro y, sobretodo, seguir existiendo.
Diego vila
21 enero, 2016 at 11:42
Los hinchas de Boca debemos aportar para comprar esos terrenos y donarselos a Boca. Es la unica alternativa que encuentro para que estos hdp se vean en la obligación de ampliar.