Verano maldito

El conjunto de los Mellizos acumuló otro partido perdido y ahora solo piensa en recuperar su imagen ante Colón por la Superliga.

Boca Juniors desplegó en la cancha un nuevo rendimiento bajo y cerró la pretemporada con una derrota por 1-0 frente a River Plate en Mar del Plata. Luego de perder con Godoy Cruz y Aldosivi, el Xeneize no muestra signos de mejora en su nivel de juego y enciende las alarmas tras un verano maldito.

El partido era parejo, pero se rompió tras una triada de errores sobre el cierre de la primera etapa. Primero Goltz fue a trabar con liviandad frente a Santos Borré, que puteó la pelota para Scocco y picó para recibir dentro del área. Ahí, Magallán fue a cruzar parado y no barrió para tapar el remate, ayudando al colombiano para superar a un Rossi que entregó su palo.

El 433 con Tevez como delantero de área no sirvió. Otra vez hubo falencias en el retroceso, demostrando que el problema es de movimientos poco trabajados y no por una táctica. Al tener internos verticales como Buffarini y Nández, el equipo quedaba largo cuando perdía la pelota y le costaba triangular cuando sí la tenía. Todo indicaba que Boca presionaría alto para generar errores y desde ahí lastimar, pero la pasividad al tapar la salida de River solo trajo inconvenientes en defensa.

En el complemento, cuando el reloj ya marcaba 20 minutos, Guillermo Barros Schelotto decidió mandar a la cancha a Wanchope para utilizar el 4231 que parece que utilizará en el campeonato, con el Apache como enlace. Luego hizo ingresar a Maroni por un inexistente Espinoza. El equipo tuvo una leve mejoría, pero se quedó sin tiempo y tuvo pocas ideas para empatarle a un River que, con poco, logró defenderse y apostar a la contra. En el final fue expulsado Julio Buffarini por doble amarilla, en una acción insólita por parte del árbitro Facundo Tello, que exageró un cruce normal.

Tres derrotas en la misma cantidad de partidos. Se nota que aún las piernas están pesadas, que faltan jugadores clave como los colombianos, y que – sobre todo – no hay una idea clara que ayude a mejorar las falencias individuales. Contra Colón habrá que cambiar el chip; arranca la verdad, en un año en el que todo está en juego y nada puede fallar.