El equipo de los Barros Schelotto logró rescatar una igualdad agónica que lo deja bien parado de cara a la clasificación a octavos.
Boca pasó del sufrimiento a la tranquilidad en solo segundos. Tras un partido parejo y de poco brillo, el Xeneize terminó rescatando un punto frente al Palmeiras gracias a un tanto en el último suspiro de Carlos Tevez. Este resultado deja al Azul y Oro con cinco unidades en tres partidos, logrando depender de si mismo y con la localía a favor de cara al objetivo de avanzar de fase.
Sin creatividad, dependiendo en demasía de las individualidades y frente a un rival con mucha jerarquía en el ataque, Boca tuvo momentos de zozobra durante gran parte del primer tiempo. Aún así, el Palmeiras casi que no logró tener profundidad, por lo que sus aproximaciones casi que no provocaron tapadas de Rossi. Por el otro lado, y como viene sucediendo, el Xeneize solo podía lastimar por medio de las inspiraciones de un Pavón que volvió a estar muy solo debido al bajo nivel de Cardona, Reynoso y Pérez.
Lo peor de esa mitad pasó por dos errores que ya son costumbres en Boca. Por un lado la pésima ejecución en la pelota quieta; por el otro la falta de viveza, en especial al ver que Felipe Melo se había salvado dos veces de la roja en solo quince minutos, algo que ningún jugador del Xeneize aprovechó para sacar una ventaja.
En el complemento los dos técnicos buscaron variantes desde el banco. Guillermo puso a Tevez por un exhausto Cardona, parando un 4231. Por otro lado, el Palmeiras utilizó sus tres relevos de peso en el ataque como son Guerra, Moisés y Willian, armando un ataque más veloz y sin referencia para los centrales de Boca, quienes habían anulado por completo al colombiano Borja.
La lesión de Goltz, el mejor de Boca, fue decisiva para la apertura en el marcador del Palmeiras. Una pifia de Jara le quedó a Guerra, que tiró un centro que Vergini y Magallán no pudieron bloquear y que Keno aprovechó tras anticipar a Fabra para poner el 1-0. En ese momento el reloj marcaba 89 minutos y la derrota parecía inevitable.
Las lesiones de Gago y Benedetto dejaron a Pavón como el referente del ataque de Boca. El delantero de 22 años sigue demostrando que esa responsabilidad no le pesa, aún si muchas veces no elige la mejor opción. Así lo demostró en el empate, picando al vacío tras un gran pase de Fabra que Antonio Carlos pifió y que el cordobés transformó en asistencia para Tevez. Por si fuera poco, en el cierre se repitió la fórmula, con pelotazo del lateral para el extremo, que ganó un córner que por poco no se convirtió en el 2-1 por medio de Wanchope.
Boca no brilló y tuvo momentos de bajo nivel. Pero mostró carácter para siempre ser competitivo y sacar un punto clave en Brasil. Ahora se viene Independiente, en un clásico que será bisagra para la definición de la Superliga; en otra final en la que no está permitido el fallar.