Un esfuerzo tan enorme como el dolor

Boca cayó con grandeza en los Cuartos de Final de la Copa Libertadores. Igualó con Newell’s en los 90 minutos 0-0 y perdió en una extensa serie de penales. Clemente Rodríguez se fue expulsado y el árbitro Germán Delfino terminó teniendo un pésimo arbitraje.

Es fácil caer en el dolor ante ver un objetivo tan cerca que se te escurre por las manos.  También lo es el sentir el pecho ardiendo de impotencia y frustración por que el azar a veces te escupe en la nuca. Pero siempre, aún en los momentos de mayor oscuridad, el Bostero sabe reconocer el valor del esfuerzo, de la actitud  y de ese sentir que simplemente no había más. Boca perdió con Newell’s por una interminable definición de penales, aunque con el gusto amargo de no sentirse superados en los 180 minutos que duró el cruce.

Boca al igual que en la ida maniató a Newell’s dejándolo sin fútbol ni peligro. Escondió el buen juego de los rosarinos bajo la alfombra y expuso su excesivo capricho por querer salir jugando desde abajo. Fue ahí, que el Xeneize se hizo fuerte, tapando receptores y ganando la pelota ante los pelotazos que salían desde Vergini, Guzmán o Heinze. Si bien fue un planteo bastente conservador del cual se podría llegar a cuestionar algo, cumplió su objetivo.

En el complemento hubo un incremento en la intensidad de Boca. Y con eso, llegaron las situaciones claras. Blandi con un cabezazo que sacó Casco de la línea y otro que pegó en el ángulo después de una gran jugada de Riquelme, fueron las situaciones más claras de todo el partido. Todo parecía indicar que el Xeneize marcaría un gol, pero en una decisión exagerada de Germán Delfino, Clemente Rodríguez se iba expulsado y dejaba al equipo con diez.

La injusta roja al lateral izquierdo condenó a Boca a jugar a la defensiva, aguantando el resultado y apostando a los penales. Newell’s tuvo el dominio, pero salvo un remate de Cáceres, nunca logró inquietar a Orion o a la defensa Xeneize encabezada por un Chiqui Pérez que fue la gran figura del partido.

Los penales comenzaron de la peor manera: Riquelme la tiró al medio, Guzmán hizo la ilógica y se quedó parado para tapar el disparo del capitán. Cáceres reventó el palo en el cuarto  disparo de Newell’s y permitió que se iguale la serie. Caruzzo y Urruti le pusieron drama y también desperdiciaron sus oportunidades en el quinto remate. La serie de un tiro por equipo dio la vuelta entera con varios fallos en los que Boca arañó la gloria, aunque sin suerte. La definición llegó cuando los terceros ejecutantes fueron a patear: Martínez sufrió otra buena atajada del arquero rosarino dejándole todo servido a los locales. Maxi Rodríguez convirtió y desató la alegría de la Lepra y el desazón en el corazón de todos los Bosteros.

Cuanto duele el penal de Mauro Vigliano, o el arbitraje de Germán Delfino. Boca cayó de pie y superando al supuesto mejor equipo del fútbol argentino.  Un esfuerzo tan enorme como el dolor, en las malas siempre, las buenas ya van a venir.