Boca Juniors presentó una formación plagada de suplentes y empató con Arsenal en Sarandí. El campeonato quedó muy lejos, ahora la concentración será puesta en River Plate.
Una responsabilidad menos, una ilusión que se va. Pese a tener una renovada esperanza de pelear el título por los puntos que perdió el puntero, Boca Juniors igualó con Arsenal en Sarandí y se quedó casi sin chances de pelear el campeonato. Rodolfo Arruabarrena decidió cuidar a los titulares pensando en el cruce con River y, con una formación alternativa, dejó una chance de quedar cerca de la cima. Ahora sólo queda pensar en la Copa Sudamericana y en dejar en lo más alto al club.
Boca salió al Julio Humberto Grondona a intentar ser protagonista y por momentos lo logró. Gonzalo Castellani y Federico Carrizo lograron conectarse para armar jugadas de riesgo que un acelerado Emmanuel Gigliotti desperdició. Todo el peso ofensivo descansó en la espalda de ese pequeño gigante que es Adrián Cubas, quien una vez más se destacó como la gran figura del equipo. Lo peor del equipo pasó por lo que falló el Puma y por la espalda de un Emanuel Insúa que no levanta nivel.
Tras un primer tiempo en el que quizás Boca mereció llevarse algo más, Rodolfo Arruabarrena metió en cancha a Guillermo Burdisso, que se recuperó de una lesión de meñiscos, para darle descanso al Cata Díaz pensando en River. El Capitán volvió y se mostró en buena forma para el duelo contra River, también reapareció Hernán Grana luego de varios meses de ausencia. Justamente el lateral fue el encargado de enviar un centro bárbaro que Mariano Echeverría, tras un rebote, convirtió en gol y en el empate final; ese que pudo ser victoria si entraba el cabezazo de Pablo Ledesma.
Los regresos, el correcto debut de Franco Cristaldo, y la mejora futbolística en Carrizo y Castellani fue lo mejor de una noche gris que dejó a Boca sin uno de sus objetivos. Ahora, con los titulares, habrá que ir por River y por mantener la historia.