El delantero que retornó con una gran actuación ante Estudiantes, rompió con las miradas de desconfianza que había sobre la decisión de Bianchi en traerlo. Otro milagro del DT.
Cuando Franco Cangele se oficializó como el primer refuerzo Xeneize, inmediatamente se transformó en el nuevo chivo expiatorio de aquellos críticos eternos de Carlos Bianchi. Pero el tiempo, como casi siempre, suele ser el fusible que expone el desconocimiento en los juicios y en las valoraciones, dejando en evidencia a aquellos que hablan sin saber y sólo por proteger sus intereses. El delantero la rompió en el debut de Boca de esta temporada, demostrando una vez más, que el ojo del Virrey sigue intacto.
Gambetas, una zurda fina, cambios de velocidad, una buena pegada tanto en movimiento como en pelota quieta, se suman a una mayor experiencia y a una nueva capacidad para poner pases de gol. Franco Cangele jugó el amistoso ante Estudiantes como si fuera la final de la Libertadores. Y si bien para algunos puede sonar a poco un partido de ese calibre como medida. Para muchos fue una grata sorpresa, para él sirve para demostrar que tiene las condiciones técnicas para utilizar la camiseta de Boca.
Carlos Bianchi es un gran generador de recursos. Tanto futbolísticos como económicos. Cangele es un mérito más para el Virrey, que sirve para demostrar esta teoría. Primero le abrió las puertas al jugador para que pueda entrenar por un problema personal. Cuando lo vio en el día a día, no dudó en intentar inscribirlo en la Copa Libertadores pasada (No se pudo por cuestiones legales). Hoy con un partido en el bolsillo, el entrenador le dio a Boca un delantero de nivel y con costo cero. Otro milagro del DT.
