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Editorial

De este lado de la orilla

Nicolás Lodeiro tuvo un gran 2015 en el que se transformó en uno de los jugadores más queridos y en el refuerzo más importante que incorporó Boca en mucho tiempo. El uruguayo llegó para quedarse.

Su llegada fue toda una novela. La negociación tomó muchos caminos antagónicos hasta que llegó el final feliz. Durante muchos momentos pareció que Nicolás Lodeiro no vestiría la camiseta de Boca Juniors. Pero fue el deseo del propio jugador el que inclinó la balanza y la decisión del técnico Tité (Corinthians) no quería cederlo. Hoy, un año después, todo el esfuerzo del jugador se ve recompensado su esfuerzo con la obtención de dos títulos y de una relación de amor con los hinchas Xeneizes que no para de crecer.

Nicolás Lodeiro se ganó en la cancha el ser considerado como el mejor refuerzo de Boca Juniors en mucho tiempo. Desde sus primeros partidos empezó a demostrar su valía con sus pases gol y su movilidad para darle continuidad al juego. Algo que necesitaba con urgencia un equipo que a veces se pasaba de vértigo.

No todo fue fácil para él. Tras un pequeño bajón, Rodolfo Arruabarrena lo corrió de la titularidad, algo que pudo haber sido contundente en su destino de gloria como le ha ocurrido a muchos otros jugadores que han pasado por Boca. Pero Lodeiro, más allá de su fútbol, demostró personalidad para sobre ponerse a esa situación y terminar el año siendo decisivo en la obtención del campeonato y de la Copa Argentina.

El gol a River fue sin dudas un momento bisagra para Nicolás Lodeiro y para todo Boca. El uruguayo tuvo que ingresar apenas iniciado el partido por una dura lesión de Fernando Gago, pero lejos de achicarse, fue la gran figura del equipo y el autor de un tanto importantísimo para los puntos y para la fortaleza anímico de un grupo que estaba golpeado. Por lo que había pasado en la Libertadores.

Desde ese grito eufórico en el Monumental Nicolás Lodeiro demostró su estatura como futbolista. A sus dotes técnicos ya mencionados se le sumó su sociedad con Carlos Tevez. Esa naturalidad de encuentros en cancha obligó a Rodolfo Arruabarrena a cambiar su decisión y elegirlo como titular indiscutido en su formación. El uruguayo no le falló y respondió con creces. De su zurda llegó el gran centro que hizo héroe a Monzón para ganar el torneo. Con su sensibilidad logró abrir el remate de penal que abrió el marcador en la final de la Copa Argentina.

Seis goles, varias asistencias y mucho fútbol. El río de La Plata separa a Uruguay de la Argentina. Pero por suerte Nicolás Lodeiro está de este lado de la orilla, donde está empezando a hacer historia grande con la camiseta de Boca.

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