El Apache volvió al club luego de once años de ausencia y fue clave para que el equipo vuelve a gritar campeón.
Sufrió como un hincha, allá en la lejana Turín, viendo a Boca sufrir una eliminación dolorosa y muy extraña contra River. Fue ahí, en medio del dolor, que decidió empezar a armar las valijas que lo traerían a casa para que todo vuelva a la normalidad. Su regreso fue vital para un grupo golpeado, llenándolos de esperanza para encaminarlos hacia el éxito, para poder ayudarlos a desahogarse en un grito de campeón.
Sin pretemporada ni descanso. Teniendo más de 70 partidos en su cuerpo y con la obligación de dividirse con la Selección, Tevez fue el alma del campeón. Porque jugó con éso y con su corazón. Haciendo de líder y de referente. Dando ráfagas de un fútbol que promete ser aún mayor a partir del año que viene – con unas merecidas vacaciones en el medio – para seguir ayudando a sus compañeros repetir más epopeyas.
Llegó y La Bombonera lo recibió a estadio lleno. Ahí prometió volver a ganarle a River y ser campeón. El Apache cumplió con sus promesas y va por más. Es que con esta vuelta el APache llegó 22 títulos en su carrera, siendo 5 de ellos en Boca, que es donde «se sienten con otra emoción».
Bostero de alma, Tevez le devolvió la sonrisa a la mitad más uno.
