La idea de los dirigentes es volver recién dentro de cuatro meses. ¿Prioridad sanitaria o comodidad política y económica? Mirá cuál es la postura de Boca y los pasos a seguir a continuación.
Son futuros inciertos para la sociedad argentina. La pandemia causada por el Coronavirus, que se debate entre cuarentenas y flexibilizaciones, no permite ver más allá de lo que se va sucediendo con el correr de los días.
En ese contexto, Claudio Tapia fue reelecto como presidente de la AFA hasta 2025, en una Asamblea que se realizó virtualmente. En la misma, las elecciones se resolvieron por aclamación, ya que era el único candidato que se presentaba. Con la renovación del mandato, Boca mantuvo una de las vicepresidencias. La misma será representada por el presidente Ameal. A diferencia de lo que pasó con Angelici, que sigue siendo vice de AFA pese a no tener ningún cargo en el club xeneize, el ente regulador del fútbol nacional modificó su reglamento para que los cargos pertenezcan a los clubes y no a las personas.
Además, en la misma asamblea se aprobó el cambio de nombre de la Superliga, que pasará a llamarse Liga Profesional de Fútbol Argentino. Su presidente será Marcelo Tinelli, y la organización volvió a estar bajo la órbita de AFA.
Bajo la premisa que todos los dirigentes están «unidos por los mismos objetivos» y alineados con el Gobierno Nacional en el manejo de la emergencia sanitaria, la idea es que el fútbol vuelva, con suerte, en septiembre. Eso completaría casi seis meses sin partidos, el triple que en Alemania. Quieren volver a los entrenamientos con grupos reducidos recién a mediados julio, para que sean grupales en agosto y arrancar un «Torneo Adaptación» en los primeros días del noveno mes del año. Sin embargo, aunque es necesario mínimo un mes de pretemporada para jugar, aquí aparece el primer contrapunto.
Matías Lammens, Ministro de Deportes y el mismísimo presidente de la Nación, Alberto Fernández, tuvieron declaraciones hace unos diez días atrás mostrándose favorables a que vuelva el fútbol «lo antes posible», e incluso se llegó a barajar la idea de una vuelta a los entrenamientos para el 25 de mayo. A contramano de lo que la lógica indica, varios dirigentes del fútbol salieron a cruzar esos dichos diciendo que era «inviable y poco probable».
¿Por qué todavía no hay al menos un protocolo sanitario armado para una posible vuelta? ¿Con qué motivo no existe una fecha tentativa de reinicio o un plan de vuelta a los entrenamientos, sujeto a la aprobación o no del Gobierno Nacional? ¿A nadie se le ocurrió arrancar con la compra de tests masivos para intentar una vuelta segura? Son preguntas que encuentran respuestas en ligas extranjeras, pero en Argentina, por ahora, no.
Más allá de algunos dichos de ocasión y la evolución de los contagios, está claro que por las cosas que (no) hicieron, el grueso de los directivos de la AFA están cómodos con que no haya fútbol y tampoco les conviene que vuelva en el corto lapso. Los socios y abonados en líneas generales siguen pagando; los sponsors y la TV con alguna que otra demora, también; las ayudas económicas que bajaron AFA y Conmebol compensan algunas pérdidas. Además, recortaron sueldos de los jugadores, dieron por terminada la temporada para deshacerse o renegociar más de 2000 contratos y eliminaron los descensos hasta la temporada 2022 para no tener complicaciones en armar equipos juveniles en caso de ser necesario.
Las excepciones son Talleres de Córdoba, que presentó protocolo de sanidad para volver a las prácticas rápidamente, y Boca, que mandó a traducir el protocolo que aplicó la Bundesliga en Alemania y pretende volver a jugar lo antes posible. El club paga sueldos muy altos, no arregló ningún recorte salarial con el plantel y necesita cobrar en tiempo y forma el dinero que aportan los sponsors.
En conclusión, más allá del Coronavirus, hay razones políticas y económicas que hacen creer que el fútbol se va a demorar en volver mucho más de lo necesario para evitar contagios y aglomeraciones de personas. Hay en juego muchos intereses que nada tienen que ver con lo deportivo ni con lo sanitario, a pesar de que la cuarentena llegará a los 80 días en el país (una de las más largas del mundo) y los números de contagios crecen. Esto se debe a que se incrementaron lógicamente la circulación de personas y que el virus entró en los asentamientos más humildes del AMBA.
Mientras tanto, se barajan diferentes formatos para jugar el famoso «Torneo Adaptación». 4 zonas de seis equipos cada una, 3 zonas de ocho clubes y hasta 2 zonas de doce son opciones de distribución para el torneo que entregará un cupo a la Libertadores 2021. La idea es jugarlo entre septiembre y enero, diagramando el fixture y la cantidad de partidos que tendrá cada club de acuerdo a las fechas disponibles. No se descarta que se juegue íntegramente en las provincias del norte del país donde hace varios días que no se registran nuevos casos de Covid-19.
¿Qué pasará? El tiempo y la pandemia lo dirá.
