Amantes de la derrota

Te contamos los detalles detrás de lo que fue otro encuentro del Xeneize.

Boca volvió a hacer un papelón y se fue derrotado por 1-0 ante Huracán. El equipo sumó su primer derrota en el Torneo Clausura 2025, pero llegó a once partidos seguidos sin conseguir una victoria, siendo esta en una de sus tres peores rachas en toda la historia. El Xeneize pudo haber perdido por más goles, pero Marchesín salvó muchas ocasiones y, en la última, Rey Hilfer no cobró un penal clarísimo que pudo haber terminado en un inmerecido empate.

Russo para este partido salió a la cancha con un 433 extraño. Lo fue porque Merentiel fue un extremo que se cerró demasiado, porque Belmonte defendió como carrilero por derecha, y porque Milton Delgado se notó incómodo en su regreso. Los primeros minutos fueron sufridos por el mérito de Huracán, que con mucha presión alta, incomodó a Boca y fue transformando de a poco a Marchesín en figura.

Boca nunca logró lastimar pese a tener la pelota, le faltó creatividad para generar juego y capacidad para acertar pases en zona de peligro. Es que los jugadores fallaron toques a tres metros y decidieron siempre de la peor manera en las contras, haciendo que el arquero de Huracán tenga una tarde excesivamente tranquila.

Lo mejor de la primera parte pasó por no estar perdiendo y llegar vivo al complemento. Lamentablemente este Boca no aprovecha ni eso, porque Russo sacó a Merentiel en un cambio inexplicable, no sólo por la decisión si no por las formas, porque el uruguayo salió con ropa de campo y se fue reemplazado casi sin saberlo por Giménez. En una acción nunca antes vista y que sólo sumó más desprolijidades.

Fuera de eso, la variante es difícil de explicar. No sólo por la salida de Merentiel – de mal partido – si no también por cómo quedó parado el equipo. Boca estableció un 442 marcado, con triple cinco y un doble nueve que fuera del área no pesa. Por características – y no por actualidad – el único jugador que podría aportar desequilibrio era Velasco, que quedó totalmente aislado y sin socios para intentar algo diferente.

Russo puso un equipo más ofensivo contra Benfica que contra Huracán. Sus planteos son más parecidos a otro tipo de club y no al más grande. Además, no parece potenciar lo poco bueno que tiene, si no todo lo contrario, porque a Paredes le saca la chance de tener pases verticales, que es una de sus mejores virtudes y que en un 442 con triple cinco y doble nueve, es imposible.

Obviamente Boca no pudo generar nada y Huracán siguió haciendo figura a Marchesín. El arquero hizo todo lo que pudo hasta que el 10 del Globo marcó un golazo de afuera del área totalmente imparable, que le puso justicia al marcador y una mayor angustia a la actualidad del club. Russo buscó ganar dar vuelta la cosa con sólo dos variantes, dejando otro par sin utilizar y con los ingresos de Alarcón Belmonte y Zenón por Cavani. Sí, siguió el triple cinco y Kevin se improvisó como extremo junto a Velasco, en una variante que no sumó.

Boca perdió y mereció hacerlo por más goles. Eso sí, y no es excusa, al final hubo un penalazo por mano que Leandro Rey Hilfer, de actuación muy localista, no cobró. Lo mismo pasó con el VAR, que también no sancionó un leve offside en la previa del tanto del Globo. El arbitraje fue malo y perjudicial, pero en este momento no modifica lo más importante que es la falta de alma para un equipo que no está a la altura de semejante institución.

Acá fallan los jugadores, que no tienen vergüenza deportiva. Los que juegan y los que se quedan pese a saber que no tendrán oportunidades, porque están cómodos, los tratan bien y cobran fortunas. Pero también tiene culpa un cuerpo técnico que empeoró lo que ya era malo con Gago, porque hace cosas sin sentido y esquemas indignos. Porque el manejo del grupo es polémico y no parece aprovechar los pocos buenos rendimientos que hay. Pero también hay muchísima responsabilidad en Riquelme, que trajo un técnico que no está más para la enormidad de Boca y que, en ese error, ni siquiera armó un plantel acorde al esquema que el DT usa. Porque sólo en estos dos últimos partidos, ambos con derrota, hubo cinco jugadores que actuaron como volante por derecha sin serlo. ¡Cinco! Porque ni siquiera se fue a lo básico y con Paredes sólo como estrella no alcanza.

Boca está en una situación muy angustiante en el que todos están fallando. Russo podrá ser el fusible fácil, pero es hora de que los jugadores dejen de sentir que son intocables. Y la dirigencia, por su parte, tiene que entender que quedan dos años de mandato y que están empezando a perder lo más valioso de su vida: el respeto y amor eterno de la gente. Hay que reaccionar ya.