Boca Juniors irá a Córdoba con las expectativas de sumar de volver a sumar de a tres y seguir en la disputa por el Torneo Inicial. Los magros resultados de los últimos encuentros encendieron la crítica popular al máximo nivel. El equipo debe levantar si es que quiere ser campeón.
La semana estuvo repleta de sorpresas: por un lado la rápida recuperación de Emiliano Albín de una entorsis en el tobillo derecho, por el otro la vuelta a la titularidad de Pablo Ledesma luego de sus declaraciones polémicas sobre Falcioni con borrada de los concentrados incluida. Boca no tiene paz y en el partido deberá rendir examen una vez más ante un público que empieza a perder la paciencia.
A último momento, se confirmó una lesión que dejó a Clemente Rodríguez afuera del primer equipo. En el lugar del lateral ingresará Nicolás Colazo como volante por izquierda, por lo que Sánchez Miño deberá bajar a la línea de cuatro a ocupar – tácticamente – el lugar que deja Clemente.
Córdoba en el mundo del fútbol argentino está lejos de ser ese paraiso turístico que es la provincia. En realidad, representa todo lo contrario, es una plaza de las menos deseas para ir a disputar un partido. Y Belgrano, es gran responsable de eso.
El equipo que comanda el Ruso Zielinski – gran amigo de Falcioni – es un equipo que sabe a lo que juega y que conoce al máximo sus limitaciones técnicas, como sus virtudes tácticas. Duro, que convierte el partido en un campo de batalla, seguro, complicado, esos son algunos de los rótulos que tiene el rival de Boca.
Falcioni persiste en el doble nueve, como también en la dupla central del mediocampo conformada por Somoza y Erviti. En medio de las críticas internas, el técnico también debe empezar a demostrar que su empeño en ciertas variables tácticas no son un capricho, sino un acierto.
No hay más margen para el error. Una derrota y un empate que dolió como caída, son suficientes motivos para que la exigencia hacia este equipo – y con el objetivo de ser campeón – sean cada vez más altas.