¡Boca y Zeballos sepultaron a River!

Te contamos los detalles detrás de lo que fue otra gran actuación del único grande.

Boca Juniors bailó a River y lo derrotó por 2-0 en La Bombonera. El Xeneize con este resultado se aseguró playoffs, es el líder en solitario de su zona y clasificó a la Copa Libertadores del 2026. El equipo de Claudio Úbeda fue muy superior y tuvo a un Exequiel Zeballos extraordinario, quien además de anotar un tanto, asistió a Miguel Merentiel en el segundo.

Con la vuelta de Leandro Paredes por Tomás Belmonte, Claudio Úbeda mantuvo la estructura del equipo que viene respondiendo de gran manera. Enfrente River puso línea de cinco, por lo que la variante táctica de Boca pasó por Carlos Palacios, quien a diferencia de otros encuentros, jugó claramente como volante por derecha sin romper tácticamente su lugar buscando ser enlace en ataque.

Los primeros minutos fueron de estudio para ambos lados, más preocupados por no equivocarse que por lastimar al otro. Ellos preocupados de tapar a un Paredes que estuvo muy estático y en ver si sus delanteros podían aprovechar pases a las espaldas de una zaga central que estuvo pletórica. Por su parte, Boca apostó a la banda izquierda con Zeballos, quien fue la enorme figura de la cancha y que dejó una actuación para el recuerdo. Con atrevimiento, deseo y mucho talento, fue imparable para la defensa de River.

Justamente Zeballos fue el arma que abrió un juego cerrado. Aprovechó una pelota peleada entre Giménez y Díaz, se fue sólo contra Rivero, le rompió la cadera y sacó un remate que tapó Armani. Ahí, en el rebote, el Chango abrió el pie y convirtió un gol que desató la locura. El festejo fue apasionado y emocionante, en especial para un pibe que la vida hizo que esta plenitud se demorara. Todo el mundo sabía que tenía la calidad para hacer lo que hizo esta tarde, pero las lesiones lo dilataron, la confianza se le fue por un momento, pero hoy pudo confirmar su gran momento en una actuación para la historia.

Con ese gol de Zeballos terminó la primera parte, en un golpe duro para River por el momento. Algo que se repetiría al inicio del complemento, otra vez con el Chango desequilibrando, desbordando a Portillo con facilidad y dándole un ‘tomá y hacelo’ a Merentiel para el 2-0. Boca con ese segundo se floreó y le pegó un baile de novela a su rival que no terminó en goleada sólo porque Giménez erró cuatro chances increíbles.

No sólo fue el 9 el autor de que el resultado se quedara en sólo dos goles, ya que el arbitraje de Nicolás Ramírez fue protagonista. Borja debió irse expulsado por un planchazo criminal, como también Galoppo por una falta violenta sobre Paredes, o Martínez Quarta por segunda amarilla tras empujón sin pelota a Merentiel. El juez, pese a eso, cobró un penal claro de Armani que anuló por el llamado del VAR de Héctor Paletta, quien no intervino en las rojas y sí en una jugada donde no se explica la decisión de anular lo sancionado.

Boca bailó, Zeballos brilló, y no hubo goleada porque Giménez estuvo errático y Ramírez cumplió su función. El equipo logró todos sus objetivos básicos y dejó a River sepultado, ya que ahora dependen de que Barracas y Argentinos no ganen para ver si tienen chances de clasificar a la Copa Libertadores el próximo año. Pero, fuera de los resultados, lo que quedó es la sensación de una superioridad abismal y del miedo que tuvo Gallardo desde el inicio del partido a la hora de jugar este clásico.