Como siempre, Diario Xeneize te muestra los puntos a tener en cuenta que pueden definir o desequilibrar el partido.
Bajo la sombra: como nunca tendrá el Pochi Chávez la mochila de ser el sucesor de Riquelme. La salida trágica del ídolo, dejó el puesto vacante. El joven está ante la posibilidad de su vida, hasta este momento nunca ha logrado consolidarse, es ahora o nunca.
Manos a estrenar: Ustari llega al arco Xeneize para ocupar un puesto que parecía cubierto, pero que de pronto quedó huérfano. Las condiciones de este arquero son irrefutables, quizás potencialmente uno de los mejores arqueros que han salido de nuestro fútbol en muchos años. Con 26 años es aún joven para ese puesto, las lesiones le frenaron su evolución, y aunque llega con inactividad (14 meses) , dependerá de él volver a ser.
Sin sorpresa: la delantera que conforman Viatri y Silva aportará juego aéreo, pero limita la capacidad de desborde y gambeta. La salida de Riquelme, además la de Mouche, vuelven a Boca un equipo con poco desequilibrio. Deberá trabajar mucho en conjunto, presionar para atacar sobre el error para tapar la falta de inventores de riesgo.
En búsqueda de la identidad: si bien se seguirá jugando con enganche, este será un equipo totalmente distinto al que jugó el semestre pasado. Además de perder a los dos jugadores más decisivos, se fue un central como Insaurralde que rompe a la espalda del cinco equilibrando al equipo. La gira no dio señales de una idea nueva, ni mostró el viejo juego. Llegó el momento de barajar y dar de nuevo para encontrar el adn que se adapte a la realidad.
Delantera ausente: como señalamos en un informe, Boca hace 9 partidos que no tiene en sus puntas el acceso al grito. La falta de ellos en el marcador le costó no poder llevarse el triunfo en 8 de esos partidos. Viatri y Silva son goleadores pero que navegan por las mismas aguas hasta la red, deberán ser generosos entre si, dialogar, leerse, buscar los espacios y ser bien suministrados por sus compañeros. El equipo necesita de su poder de fuego