El volante marcó las diferencias que notó jugando tanto en River como en el xeneize.
Milton Melgar, único boliviano que jugó en Boca Juniors de manera oficial, y que además tiene el récord de haber vestido la camiseta del club de Núñez, conversó con Olé sobre su paso por el fútbol Argentino. Mirá sus declaraciones:
Como vivió su estadía en el club de La Ribera.
«Estuve en Boca en una época donde tuvimos una mala racha, pero a la cancha iba cada vez más gente y la hinchada ovacionaba a sus jugadores. Eso nos hizo dar cuenta de que no hay otra hinchada como la de Boca. En las buenas y en las malas, está siempre apoyando al equipo».
«En Boca y el fútbol argentino aprendí a ser futbolista profesional. Yo jugaba en Bolivia porque sabía jugar, pero en la Argentina aprendí que me tenía que cuidar más y entrenarme más porque la competencia era dura. La pasé de maravilla; si no pasaba que el nuevo entrenador no me tenía en cuenta, me hubiese quedado a vivir en Boca porque yo estaba a gusto, la gente me quería, era útil y estaba en mi mejor momento. La gente de Boca nunca me reprochó nada de haber pasado a River. Es más todavía me recuerdan con cariño»:
La máxima diferencia que noto entre los equipos Argentinos.
«La gente de Boca es apasionada y fiel. En cambio, la de River tiene un porcentaje de gente que es exitista y si el equipo pierde no aparece. Hubo situaciones de la misma naturaleza y la gente no respondía como en Boca. Si estábamos mal, no iban a la cancha».
Su llegada al Xeneize en uno de los peores momentos de la historia.
«Llegué a préstamo en esa situación. Fui por tres meses pero me quedé cuatro años. No teníamos grandes contratos pero tuvimos la oportunidad de jugar y crecer como futbolistas».
El pase al rival que lo convertía en uno de los pocos jugadores en vestir ambas camisetas.
‘Fue muy rápido todo. Se dio porque hubo cambio de entrenador en Boca y quedamos varios afuera. Ahí fue que el Negro Rivero hizo una cena con César Luis Menotti, recién llegado a River, para charlar sobre la posibilidad de jugar allá. Esa misma noche se habló con la gente del club y al otro día ya estaba entrenando. Fue algo tan violento, tan rápido que pocos se dieron cuenta de esa transferencia».