Hace varios meses que entrena en el club con el aval de Carlos Bianchi, y sería justamente por un guiño del técnico, que el zurdo tendría todo arreglado para, a partir de junio, tener su segundo ciclo en el Xeneize.
Los que miraban las inferiores allá por el 2001, se llenaban la boca diciendo: «todos me preguntan por Tevez, pero hay un zurdo en esa misma categoría que es mejor». Franco Cángele surgió como una de esas promesas que parecían que terminarían siendo más de lo que realmente fueron. Con el peso de ser. No llegó a convertirse en el crack, pero tuvo un paso más que aceptable en Boca.
Zurdo, muy habilidoso, morfón, con llegada al arco, pero sin tanta efectividad. Llegó al Xeneize de La Pampa proveniente del Deportivo Mac Allister y se quedó. Carlos Bianchi lo llevó a entrenar en Primera («llegué a entrenar seis meses con Riquelme»), pero recién debutaría en el 2002 de la mano de Oscar Washington Tabárez. Jugó 66 partidos con la camiseta azul y oro, marcando 11 goles y ganando tres títulos (Apertura 03, Libertadores 03 y Sudamericana 04). Entre sus partidos más memorables, se podrían mencionar dos por encima de todos: el partido en el Monumental ante River, aquél del famoso gol de Tevez con el festejo que imitaba a una Gallina; y la vuelta de la esa misma Libertadores 2004 ante el Once Caldas en Colombia.
De Boca pasó a Independiente, luego a Colón de Santa Fe y después al fútbol turco en donde jugó hasta el día de hoy entre el Sakaryaspor y el Kayserispor. Hace seis meses que se encuentra en el país por un problema personal, entrenándose en Boca con el aval de Bianchi. Justamente el Virrey, ante la situación del jugador, y al verlo muy bien en estos meses, le habría preguntado cuál era su situación y si le interesaría quedarse a partir del próximo libro de pases.
«Calculo que en junio jugaré en Boca», dijo Franco Cángele a Rock And Closs esta tarde confirmando un secreto a voces. «Se ve que no cambié nada, porque Carlos me sigue retando que juegue a uno o dos toques, je», se rió con humor el zurdo sobre su fama de morfón. «Antes necesitaba gambetearme a tres, tirar un caño o hacer alguna boludez. Al primero o al segundo los pasaba, pero el problema era el tercero. Ahora me di cuenta de que con una pared también puedo sacarme de encima a tres jugadores. Estoy más generoso, pero tampoco soy Riquelme, je», cerró ¿el nuevo refuerzo?.
