Ridículo en Mendoza

Te contamos los detalles detrás de lo que fue otro encuentro del único grande.

Boca Juniors tuvo una actuación lamentable en Mendoza al caer por 4-0 frente a Godoy Cruz. La derrota no fue más amplia sólo por las intervenciones de Chiquito Romero, que tapó un par de pelotas que provocó que el golpe sea un poco más leve para este plantel desalmado.

Doce días tuvo Jorge Almirón para preparar el partido y, si bien tendrá la excusa de las lesiones de muchos jugadores importantes, la realidad es que para esta noche contó con los regresos de Marcelo Weigandt y Martín Payero. Pese a eso, el entrenador insistió con su 433 improvisando a Valentín Barco y Óscar Romero de extremos, sin llevar a ningún juvenil que naturalmente actúa en esa posición en el banco. Además, priorizó a Facundo Roncaglia de primer central pese a tener entre los suplentes al pibe Aaron Anselmino y al paraguayo Bruno Valdez.

Ya de entrada Boca empezó a complicarse sólo con un penal ridículo de Weigandt por mano. Uno que el impresentable de Facundo Tello tuvo que recurrir al VAR para cobrar pese a ser totalmente evidente. Chiquito Romero, que había tapado un mano a mano por un error de Alan Varela, adivinó el palo pero no pudo tapar el disparo preciso del Ruso Rodríguez.

Con el 0-1 tempranero Boca manejó la pelota, siempre lejos del arco rival y buscando el pase al pie, sin cambio de ritmo ni desmarques, pero Godoy Cruz era el que lastimaba con una fórmula simple: pelotazo a la espalda de Nicolás Figal. Así fue que llegó el 0-2, con Allende ganándole el duelo al central y tirando un centro atrás que López Muñoz convirtió. En el área del Xeneize había tres jugadores más Chiquito, pero ninguno tomó al único hombre que estaba en ella ni al que ingresó que terminó marcando.

Para el complemento Almirón puso a Vázquez por Benedetto, quien otra vez se mostró con molestias y que fue un lastre. Boca tenía la pelota, estaba mejor pese a no lastimar, pero en la primera chance Godoy Cruz puso el 3-0 con un disparo de Allende que se iba a cualquier parte, pero que se desvió en Figal y dejó a Romero sin chances. Ahí el técnico sacó a Barco, quien sufrió ese puesto, para que entre Payero. No sirvió de nada, ya que el equipo se cayó y quedó al golpe del nocaut luego de un taco en el área que, pese a buscar a otro jugador, terminó en asistencia para que Cocheny gambetee a Chiquito y ponga el 4-0. En la repetición se vio la penosa reacción de Roncaglia y Weigandt a la hora de marcar el pase.

Al final Ramírez suplió a un Medina con una molestia, siendo el pibe el único jugador digno de un Boca que no jugó a la altura, que tuvo jugadores que caminaron la cancha y un entrenador caprichoso que priorizó las charlas con el astrólogo y sus caprichos por sobre la realidad. Ahora la dirigencia tendrá que reaccionar y armar un mercado de pases a la altura, tanto para las bajas como altas.