Un equipo sin reacción

Te contamos los detalles detrás de lo que fue el encuentro del único grande.

Boca Juniors se dejó empatar con Arsenal en Sarandi y sigue sin estar totalmente clasificado a la Libertadores del próximo año. El equipo arrancó ganando con un tanto de Juan Ramírez y terminó pidiendo la hora tras un segundo tiempo vergonzoso.

En el primer tiempo se vio a un Boca que tuvo la pelota y que, pese a que no sobraban ideas ni velocidad, intentaba ser protagonista. Rojo era el líder recuperando alto y generando transiciones a través de sus quitas. Fabra el mejor en ataque por su capacidad de desequilibrio y gambeta. El resto no entraba en sintonía, pero con ese poco le alcanzaba al equipo para estar parado en ataque.

Cuando por primera vez los internos de Boca pisaron el área llegó el gol. Cardona buscó a Fabra, que tiró un centro al ras que cruzó el área y le quedó a Vázquez, que de manera sorpresiva y con mucha técnica, soltó de taco para que Ramírez marque su debut goleador. El juvenil resolvió con una genialidad los problemas de creación del equipo, justo en la única acción en la que los volantes decidieron romper con el exceso de quietud posicional.

En el complemento se esperaba que Boca siguiera creciendo y así asegurara el triunfo que necesitaba para clasificar, como mínimo, al repechaje de la Copa Libertadores del próximo año. Al contrario de eso, el equipo se paró atrás, regaló la pelota y el liderazgo del juego al peor equipo del campeonato. Rossi empezó a ser figura y Battaglia no reaccionaba con los cambios. Como era de esperarse, ¡y tras un lateral! Sepulveda convirtió en soledad el empate para Arsenal.

Battaglia se siguió demorando y solo hizo ingresar a Salvio por Ramírez. Pese a tener otros cuatro cambios dejó en cancha a futbolistas de pésimo rendimiento y compromiso. Por si fuera poco, por momentos hubo jugadas en las que pareció que los jugadores de Boca tenían ganas de perder el partido, con errores insólitos y que solo hicieron que la figura de Rossi se agigantara.

Boca por ahora está clasificando a la Libertadores a través del repechaje, pero si Lanús gana se acercará y dejará el partido contra Central Córdoba como una verdadera final. Una que se sumará a la de este miércoles por la Copa Argentina contra Talleres, en la que se juega un título y en la que no se puede fallar.

Un equipo sin reacción, apático y que está muy lejos de representar a una hinchada que no se merece un rendimiento tan falto de compromiso. El miércoles, cueste lo que cueste.