Te contamos los detalles detrás de lo que fue la actuación del único grande.
Boca Juniors cayó por 2-0 contra Vélez en Liniers y volvió a tener una actuación apática que recordó a ciclos anteriores. Battaglia apostó a un esquema conservador y estuvo muy lejos de poder realmente pelear el triunfo ante un rival que tiene buenos jugadores pero al que no le sobre el brillo.
442. Battaglia cambió el esquema que le venía dando resultados pensando en tapar los laterales de Vélez. El equipo se paró con las líneas muy cercanas a su arco, limitó por momentos los costados del local, pero relegó cualquier acción ofensiva al tener los delanteros lejos y con Almendra como único futbolista capaz de crear. ¿Ramírez? Tirado a la banda y lejos del circuito de juego, todo para impedir que el cuatro rival lastime. ¿Montes? Impreciso y con un exceso de pérdida. Lo peor es que Boca perdió a Weigandt por una jugada en la que se le salió el hombro de lugar y que obligó al ingreso de Mancuso.
El plan de anular tampoco funcionó, porque Vélez logró desdoblar por izquierda y sacó un centro que Mancuso rechazó para atrás y le quedó a Mancuello en soledad para, con un desvío favorable, superar a Rossi. En esa acción Campuzano nunca miró el que entraba por el centro y eso obligó a Montes a ir a tapar a la zona, lo que le permitió recibir sin marca al volante del Fortín que marcó el 0-1.
En el complemento Battaglia tardó otros quince minutos en realizar cambios, y cuando lo hizo fue de manera posicional, con Molinas por Ramírez – que salió con dolor en su rodilla – y con Briasco por Pavón. Se mantuvo el 442, con mejor calidad de pase porque Aaron intenta unir, pero con la misma poca movilidad, falta de ideas y ya estando ante un Vélez que se cerró a salir de contra por tener la ventaja en el marcador.
Boca no tuvo situaciones y Battaglia recién puso a Zeballos por Montes cuando faltaban cinco minutos. Sobre el final, en tiempo de descuento, Izquierdoz salió de su posición e intentó un mal pase a Molinas, el juvenil perdió la pelota y Vélez atacó el hueco que dejó el central, Campuzano retrocedió al trote y el remate de Tarragona entró con facilidad ante una pésima reacción de Rossi.
Derrota dura, por el planteo, por el desarrollo, por la nula reacción y porque con esta caída se terminó cualquier mínima ilusión de pelear el campeonato. Además, puede complicarse el pase la Libertadores, que ahora dependerá de la Copa Argentina, certamen que no se puede desaprovechar. Otra lección para Battaglia que volvió a fallar en un partido de visitante contra un rival complicado, todo por ir en contra de todo lo bueno que había logrado en cuanto al juego y el pensar en el arco rival.
Dan
24 octubre, 2021 at 23:41
Otra vez jugamos a lo Russo. Hay un síndrome de mentalidad de equipo chico que nos quedó de tiempo pasado que aparece en partidos como el de las gallinas o contra Vélez hoy. Parecía superado con Battaglia pero otra vez jugamos a no perder y así terminamos perdiendo.