Otro resultado apático

Te contamos los detalles detrás de lo que fue otro encuentro del único grande.

Boca Juniors igualó sin goles en La Bombonera contra Rosario Central en otro resultado apático. El equipo no jugó bien, desperdició un penal y terminó sin ideas frente a una hinchada que se mostró fastidiosa. Por más que aún quede mucha Liga Profesional por delante, está claro que este equipo no tiene chances de pelear por nada salvo que finalmente la dirigencia busque un entrenador a la altura.

El arranque de Boca fue malo como viene siendo una costumbre, con Central presionando alto le alcanzó para incomodar a un equipo falto de trabajo y actitud. La polémica llegó cuando el árbitro Echavarría, ayudado por el VAR, cobró un insólito penal por mano de Advincula. El arquero Gaspar Servio se hizo cargo, miró a Rossi y se la terminó tirando débil al palo que se había jugado el 1 Xeneize. La tapada despertó la locura de La Bombonera, que ovacionó a su futbolista e insistió en que no se vaya.

Boca recién logró una mínima reacción en los últimos minutos del primer tiempo, con un remate de Roncaglia de un rebote que tapó Servio, con un cabezazo desviado de Sández, un remate apenas elevado de Romero tras la única buena acción colectiva y, en especial, con el penal que le cobraron a Villa. La acción se demoró muchísimo, Echavarría la tuvo que cobrar por el VAR porque – inexplicablemente – no vio la infracción aún estando bien posicionado. El árbitro tardó demasiado en la ejecución y Pol Fernández terminó siendo superado por el arquero de Central. El remate fue malo, evidente y cruzado, lo que permitió que tener revancha al futbolista visitante.

En el complemento el partido fue otro. Central se tiró atrás, achicó espacios y Boca fue dominante desde una posesión estéril. Recién a los 64 minutos se despertó con una acción individual de Sebastián Villa que sacó un remate que pegó en el travesaño. Hugo Ibarra mandó a la cancha a Luca Langoni por Óscar Romero y a Juan Ramírez por Guillermo Fernández, quedando bien en claro el 433.

Los cambios no sirvieron, Central dejó de llegar y sólo tuvo un remate de muy lejos de Buonanotte que tapó Rossi, y el tiempo se fue apagando. La última variante de Ibarra fue contundente: Nicolás Orsini por Cristian Medina, un 424 para intentar el milagro y el equipo terminó por apagarse.

Boca desperdició otra chance, como parece haberlo hecho con el semestre entero. Aún se está a tiempo para un cambio radical desde el cuerpo técnico, ¿se seguirá subestimando la actualidad?