Boca no tiene hambre de gloria

Te contamos los detalles detrás de lo que fue otro encuentro del único grande.

Boca Juniors dejó escapar otra vez una chance de prenderse en la tabla alta del campeonato y, tras una buena primera parte, el equipo no perdió de milagro en su visita a Estudiantes. El 1-1 en La Plata no ayuda al momento del equipo ni a la mirada sobre el entrenador, quien arrancó con aciertos y hoy estuvo a un hombro de ser el responsable de la derrota.

Con línea de cinco desde el arranque, el primer tiempo de Boca fue esperanzador. El equipo presionó alto, recuperó rápido y generó varias situaciones de gol, haciendo lucir al arquero de Estudiantes. Ya en el cierre de esta etapa, cuando Zenón y Medina dejaron de aparecer y comenzaron a tener imprecisiones el rendimiento se equiparó, pero dejando buenas sensaciones para el Xeneize.

En el complemento fue otra la historia, Boca no atacó más, Estudiantes mejoró con el ingreso de Luciano Giménez Alanda – formado en la cantera azul y oro – y el cambio de esquema. Pese a eso, en el único intento ofensivo real del equipo, Milton Giménez pivoteó, la pelota la extendieron con Luis Advincula, centro, desvío del central del Pincha, el arquero quedó pagando y el 9 del Xeneize no perdonó de cabeza. Quinto tanto del punta y tercero al hilo, confirmando el acierto de su llegada y su gran momento.

Lamentablemente a partir de ahí vino lo peor de Boca. El equipo se tiró atrás, el arco rival le quedó lejísimos, no hubo toque de pelota, todo fue a dividir y a pararse en postura defensiva. Martínez sorprendió porque su primer cambio fue el de Marcos Rojo por un Gary Medel de enorme actuación. El técnico pensó en el juego aéreo pero descuidó el ataque pese a que Giménez estaba amonestado y fundido, al igual que un Miguel Merentiel que el otro día corrió por dos jugadores más de cien minutos.

Estudiantes iba e iba, el técnico apostó por Agustín Martegani en lugar de un flojo Kevin Zenón. Pero, antes de que el equipo pudiera tener la pelota otra vez, vino un centro, falta sobre Cristian Lema y luego un empujón sobre Luis Advincula en el que Cetré puso el 1-1. El VAR intervino, el árbitro Darío Herrera no convalidó la infracción y dio un empate en el que Sergio Romero quedó expuesto por su duda al salir a romper.

Pese a eso el entrenador no hizo más cambios, el partido no mutó, Boca no vio pelota, sufrió, Estudiantes dominó con centros cruzados y no lo ganó de milagro. Porque el 2-1 de Giménez Alanda fue anulado por el hombro de Federico Fernández, acción que salvó la cabeza de un Diego Martínez que fue responsable absoluto del pésimo rendimiento del complemento y de la pérdida de dos puntos.

Ya en el final, Giménez – como era de esperar – se fue expulsado por doble tarjeta. El delantero no dejó de ir a todos, pero estaba agotado y el llegar tarde le costó caro. Por otro lado, antes, Lautaro Blanco vio amarilla y se perderá el duelo del sábado por llegar a la quinta, por lo que habrá dos bajas claves.

Boca dejó escapar otra chance de prenderse en el campeonato y quedar segundo en la tabla general. De nuevo se falló de visitante, se regaló un resultado bajando mucho el rendimiento por decisiones timoratas. Otra vez se erró en pelota parada y quedó en claro que a este equipo le falta, entre muchas cosas, hambre de gloria.