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Amistosos de Verano

Bautismos y demonios

Boca debutó en el 2014 con una derrota ante Estudiantes por 1-0. El equipo de Carlos Bianchi estrenó esquema, virtudes y a tres juveniles con mucho futuro. Pero también cayó en errores pasados y una preocupante falta de reacción que sigue siendo el principal problema colectivo. 

¿Cuál es la postura ante esta nueva caída? Lo fácil sería comentar hacia la tribuna, criticando excesivamente y buscando culpables del mal de Boca. Si desde este medio tomásemos esa postura solo estaríamos incurriendo en un intento barato de comprar al lector con un morbo sencillo y simplista. Diario Xeneize tiene otra postura, la de contextualizar y diferenciar los momentos. Es por eso que nuestra crónica de este debut no será tradicional. Acá les dejamos lo bueno, lo malo, lo feo y lo esperanzador del primer encuentro del 2014.

Lo bueno: laterales que suben generando peligro con sus avances, pero que especialmente, cuentan con la llegada al área del volante de la otra banda para poder aprovechar los envíos cruzados. Boca creció en cantidad de jugadores que intentan colmar la zona más sensible del rival, y para colaborar, viniendo desde atrás y a la carrera, con la lucha contra la soledad del nueve (Riaño). Que cada centro de Marín tuviera a Colazo como posible receptor no fue una casualidad, son las primeras muestras de que hay un cambio que se está gestando.

Lo malo: la falta de jugadores para determinados roles. Trípodi es un arquero que sufre de inseguridades que se transmiten en sus movimientos, el ex Quilmes no tiene malas condiciones, pero hasta el momento siempre juega con la serenidad de los Bosteros cuando la pelea llega hacía su área, por su poca impronta y confianza. Pero si el ejemplo del guardián de los tres postes es muy claro para ejemplificar la idea de escasez de calidad en el plante, eso no significa que sea el único jugador del plantel represente este punto. Por ejemplo: Franco Fragapane, un jugador con mucho talento, se encontró ante una exagerada libertad de espacio que le provocó auto anularse y alejarse de su zona de confort.  Tampoco el dúo de Escalante – Bravo no son totalmente de seguridad para el nuevo Boca. Ninguno de los dos juveniles logró hacerse patrón – ni siquiera en una de las dos facetas de juego: atacar o defender – y el equipo lo resiente a la hora de ser protagonista. Quizás la misma idea, con mejores intérpretes, logre el cambio esperado en lo grupal. Ojalá.

Lo feo: quizás lo más preocupante de este Boca es su falta de reacción. Tras un primer tiempo correcto, y con cierta ilusión, llegó un complemento que arrancó encaminado hacia un juego gris y sin emociones. El equipo de Carlos Bianchi, tras un error inoportuno, se encontró siendo derrotado por un contrincante light y al que nunca más pudo enfrenar.  Los demonios como errores trayendo pesadillas, lamentablemente, reales. Es la mente y la personalidad lo que más debe fortalecer el Virrey para el futuro, tanto en lo colectivo como en lo individual.

Lo esperanzador: el bautismo de tres chicos que con pequeños gestos demostraron tener la capacidad, de al menos, seguir vistiendo la camiseta más importante del continente. Joel Rodríguez tuvo una primera aparición sólida como marcador central, logrando ganar cada uno de los mano a mano en los que se enfrentó a los delanteros de Estudiantes. Un hecho que no debe ser menospreciado si se compara con lo que sucedió con los defensores de Boca en los últimos tiempos. Además de él, la gran esperanza de Boca, Guido Vadalá con sus increíbles 16 años, tuvo 45 minutos para destellar con su talento. Sobre el cierre, a este duo, se le sumó la breve aparición de Mauro González; un zurdo que tocó pocas pelotas pero siempre intentando que sea hacia un compañero.

1 Comment

1 Comment

  1. cristina sikos

    16 enero, 2014 at 09:38

    Muy buena nota !!!!!!

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