El primer partido de esta temporada comenzó con una victoria ante el equipo colombiano por 2 a 1 con goles de Chávez y Walter Erviti.
Fue el arranque de una nueva era, el post Riquelme, la ida del máximo ídolo Xeneize deja un hueco que nunca se podrá llenar, pero que deberá transformarse, ser un nuevo Boca. Así arrancó este nuevo ciclo en el cual no aparecieron caras nuevas aún y sí muchas bajas, lo más notorio era el debut absoluto de Sebastián D´angelo en el arco Xeneize, la lesión de Orion, la ida de Sosa le abrió la chance al juvenil de atajar en primera, y no defraudó.
El análisis del partido debe ir enmarcado en el contexto del mismo, primer juego con ritmo de competencia, luego de la pretemporada, en la altura y ante un equipo que venía con mayor rodaje. Boca no jugó bien, pero su rival no fue muy superior, si bien en la primera parte del encuentro D´angelo tuvo más trabajo y tapó un mano a mano impresionante, el Xeneize con un tiro libre de Franco Sosa también provocó un revolcón del arquero colombiano. Cuando parecía que la primera parte terminaba en tablas, Chávez trabó una pelota y sacó un derechazo infernal que se clavó en el ángulo, un golazo de otro partido y el final de la primera parte.
Cuando se especulaba que Falcioni jugaría con un 4 – 4 – 2, no varió su esquema y el Pochi se vistió de conductor, o al menos eso intentó posicionalmente, aunque con claras fallas creativas, y sin el apoyo de un equipo que por momentos es anárquico a la hora de generar fútbol.
Millonarios llegó al empata en la segunda mitad del encuentro y de la misma manera que el Xeneize había puesto el 1 a 0, un remate de media distancia de Tancredi derrotó la estirada arquero de Boca que nada pudo hacer. Enseguida llegó el gol de Erviti, el volante aprovechó un rebote luego de un centro de Franco Sosa que, con previo desvió de los defensores colombianos, se estrelló en el palo. Los locales tuvieron un tiro libre que pegó en el poste para el empate, el partido no tuvo mucha más acción.
La vuelta de Colazo al recuperarse de la lesión, y la de Cellay luego de su cesión a Estudiantes de la Plata, fueron el detalle de color de un encuentro en el que hay pocas conclusiones para sacar.
