El conductor de las inferiores del Xeneize peligra en su cargo tras haberse comportado de manera incorrecta con un chico del club.
Claudio Vivas se encuentra observado por la dirigencia de Boca Juniors tras un suceso en el que el coordinador se comportó de manera incorrecta con un juvenil. A partir de ahora, no hay margen de error para el hombre que está a cargo de las inferiores.
¿Qué sucedió? Aparentemente Claudio Vivas le pegó un cachetazo al volante Lautaro Mamani de la categoría 2003. El hecho ocurrió en un vestuario y luego de que el chico se encontrara gritando. Las versiones son muy diferentes, pero hasta en la más edulcorada el episodio del contacto físico del coordinador para con el chico aparece como protagonista. Desde el propio club hubo personajes de peso que se mostraron muy enojados y preocupados por lo que pasó, llegándole inmediatamente a un Daniel Angelici que buscó una rápida solución.
Ayer por la tarde hubo una reunión entre Lautaro Mamani, su padre y la dirigencia. La frase que marcó la charla fue la de que hubo «un exceso de confianza» por parte de Claudio Vivas para con el chico; pero a su vez, ellos intentaron dar por cerrado el tema. Por su parte, el coordinador habló antes, tratando de minimizar todo.
La dirigencia en principio no sancionaría a Claudio Vivas, pero sí empezará a seguir de cerca la relación del Coordinador con Lautaro Mamani y con el resto de los chicos. Es que este hecho se sumó a otros menores del pasado que terminaron con los jugadores yéndose libres, como ocurrió con Thiago Grandis o Kevin Duarte, por citar un par de ejemplos bajo esta conducción. Lo que se teme es que a futuro, cuando pase el tiempo y se diluya lo mediático, el chico termine en otro club a raíz de hacerse público este suceso.
Antes que ser un sabio del fútbol o tener un ojo clínico, Claudio Vivas debe respetar su rol de docente ante el cargo que ocupa. No puede igualarse con un chico, tampoco ejercer violencia física o verbal ni abusar de su poder. En Boca lo saben y es por eso que el coordinador quedó en la mira, sin lugar para ningún error.
