Una tarde llena de emociones se vivió en La Bombonera. La gente alentó sin cesar y demostró que el apoyo hacia Carlos Bianchi es totalmente incondicional. El equipo jugó un partido de gran intensidad y logró su primer triunfo ante un Estudiantes que llegaba puntero, invicto y habiendo logrado ganar todos los encuentros. Por si fuera poco, regresó Riquelme.
Latió como nunca para demostrar que en las malas, siempre se alienta mucho más. La gente jugó un partido aparte y fue el sostén para que Boca vuelva a sentirse confiado y para dejar en claro que Carlos Bianchi es un ídolo intocable para la mitad más uno del país. El desafío era muy grande, no se podía permitir otra derrota ni dejar una imagen negativa. El equipo reaccionó y aprovechó tanto apoyo al jugar un enorme partido frente al puntero del campeonato. Gigliotti se volvió a transformar en héroe para una victoria que sirvió de desahogo.
No se toca. Desde antes de comenzar el partido que las paredes de la Bombonera exhibían carteles y banderas para bancar a Carlos Bianchi. El hincha respondió ante la crítica y las operaciones de prensa que buscaban desestabilizar al técnico más ganador de la historia del fútbol argentino de su cargo. Con un aliento conmovedor, los hinchas demostraron que el apodo del jugador número 12 no es una casualidad. Fueron un factor decisivo para elevar la moral en un momento de penumbras e incertidumbre.
En lo futbolístico lo de Boca fue práctico durante la primera etapa y jerárquico en la segunda. Durante los 45 minutos iniciales se vio un equipo que intentaba recomponerse desde la intensidad y el esfuerzo, tratando de tener la pelota con claridad para lastimar a un Estudiantes que se refugiaba en su campo, pero también que buscaba cerrar los caminos para que el Pincha no pudiera usar el contraataque – su mejor arma – con facilidad. Con un gran rendimiento de Leandro Marín, con las ganas de Acosta, la garra de Erbes, la pegada de Gago y la eficacia goleadora de Gigliotti; el Xeneize encontró un gol clave cerca del cierre de ese periodo en una pelota parada. Una vez más el conjunto azul y oro encontró en ese tipo de jugadas a un aliado para romper el cero.
A diferencia de lo que ocurrió contra Belgrano, Boca no se relajó tras su gran primer tiempo y salió, con más confianza, a llevarse por delante a Estudiantes. Ahí se vio o mejor del equipo al crear varias situaciones de gol que el arquero Rulli tapó con brillantez.
Al pasar los minutos los nervios comenzaron a aparecer y Estudiantes de, a poco, se fue acercando con riesgo hacia el arco de Orion. Para contrarrestar esto, Bianchi puso en cancha a Rivero luego de mucho tiempo fuera por su problema cardíaco, hizo debutar a Perotti y hizo regresar a un Juan Román Riquelme bajo una intensa ovación. Con ellos en cancha Boca terminó de cerrar los caminos anulando al Pincha. incluso, casi marcó otro tanto por medio del enganche en una pie a mano que se le fue apenas por arriba del travesaño.
La angustia se transformó en fiesta. Porque esto es Boca y siempre se puede. Ahora será momento de aprovechar este cambio de ánimo para seguir mejorando y peleando el campeonato hasta el final.
