¡Papá champagne!

Te contamos los detalles detrás de otra gran alegría para la mitad más muchos.

Boca Juniors eliminó por segunda consecutiva en tres meses a River Plate. Esta vez fue tras empatar por 0-0 en La Plata y con victoria por 4-1 en los penales. De esta manera, el xeneize avanzó los cuartos de final de la Copa Argentina y extendió aún más la paternidad sobre el conjunto de Núñez.

Russo planteó un partido físico, de fiereza y directo. Lo hizo con una línea de cinco en la que debutó Luis Advíncula como lateral volante. El peruano arrancó con todo, al igual que el equipo, presionando, atacando al espacio y ganando faltas y tiros de esquina. Esa intensidad se logró durante media hora, con Juan Ramírez volviendo loco a todos los de River con sus rompimiento por el medio, generando faltas de tarjeta.

En los últimos minutos de la primera parte se cayó físicamente el equipo y River tuvo una acción clara. Lo hizo con Julián Álvarez ganándole con el cuerpo a Izquierdoz, a quien luego dejó en el piso con un enganche, ventaja que le permitió sacar un remate que Rossi llegó a desviar para hacer que Romero, de forma insólita, falle en la línea.

En el complemento Russo no cambió y Gallardo sí, poniendo a Casco por Montiel. Ahí los de Núñez tuvieron dos chances, una con Paradela gambeteando a Zambrano, lo que provocó que Izquierdoz se tire con el cuerpo a taparle el remate a Romero, y con Rossi sacándole el rebote a Zucculini. También hubo un par de remates desviados de De La Cruz y de Brian Romero, pero no mucho más.

Entraron Varela por Rolón, Campuzano por González, Weigandt por Advincula y Cardona por un Zambrano que debió salir lesionado. El partido volvió a emparejarse y, con la entrada de Obando por Briasco, todo se encaminó a un empate lógico en el que ambos arriesgaron poco y solo se dedicaron a tratar de anular al otro.

En los penales Rojo pateó con jerarquía para poner el 1-0 al abrir el pie. Luego Rossi se tiró a su derecha y se la sacó a Álvarez. Ramírez la clavó en el ángulo y Romero pateó para cualquier lado, fallando por mucho al arco en su intento de cruzarla. Ese 2-0 fue decisivo, ya que Pavón no falló y el gol de Martínez no cambió en nada. Llegó el turno de Izquierdoz, que pateó fuerte y, si bien Armani adivinó, no pudo hacer nada para evitar otro triunfo de Boca y la eliminación.

Es cierto que Boca no juega bien, que esta tarde tampoco fue la excepción, pero el equipo combatió, no sufrió con un River que llegaba en un gran momento y volvió a eliminarlo en un mano a mano. Desde que Riquelme volvió al club regresó con él la mística y la paternidad, en la que se volvió a obtener victorias en estos partidos parejos, cerrados, como pasó siempre en la historia.

Habrá tiempo para pensar en cómo mejorar y en la tan hablada falta de un goleador. Esta noche solo resta festejar… ¡VAMOS BOCA!