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Amistosos de Verano

Papá lo hizo de nuevo

Boca, con suplentes, le volvió a ganar a River  y se quedó con la Copa de Mendoza. El partido terminó empatado en cero durante los noventa minutos. Pero en los penales el equipo de Bianchi logró ganar el clásico y celebró. El sábado es el último Súper en Córdoba.

Mucho se habló durante la semana de la decisión de Carlos Bianchi de poner suplentes para jugar este segundo Súper. Esto se agravaba mediaticamente por el resultado del primer clásico jugado en Mar del Plata. Pero si hay algo que quedó claro con el Virrey, es que hay que ser muy cauto con las críticas ante sus métodos. Otra vez, el entrenador de Boca demostró que su paternidad excede lo normal. Con chicos, jugadores que habitualmente no son los titulares, y otros que no serán tenidos muy en cuenta. El Xeneize le ganó a un River Plate con todas sus figuras, por penales, y se llevó la Copa de Mendoza.

Parejo, mal jugado y con mucha fricción. Los primeros minutos del partido se convirtieron en una batalla de ajedrez violenta. Los dos equipos se midieron en exceso y no arriesgaron demasiado. Erbes y Fernández dominaban la mitad de cancha con mucho sacrificio y buen toque de pelota. River tiraba más pelotazos, pero llegaba con Funes Mori y Mora cerca del gol. En los 45 iniciales no hubo superioridad de un equipo sobre otro. Los pibes de Boca demostraron estar a la altura.

El complemento mostró mejor al equipo de Ramón. River tenía más la pelota y era el que más proponía. Los pibes de Boca pese a jugar un buen partido, les faltaba la experiencia necesaria para cerrar el partido. Aún así, la más clara de todo el encuentro fue para el Xeneize. Evangelista mandó un centro al segundo palo. Vangioni cerró mal y la pelota le quedó a Fernández. Pol iba a definir pero la pelota se le levanto. Barovero sacó corto con los puños quedándole a Erbes. El Pichi remató por encima del arquero, y cuando era gol, Vangioni la sacó de la línea.

Los noventa minutos terminaron empatados. Los penales fueron los que definieron al ganador. Erbes pateó con jerarquía adelantando a Boca. Ustari le tapó al zurdo Vangioni un disparo cruzado. Viatri marcó. Ponzió también. Albín no pudo superar a Barovero y River igualó la serie por medio de Lanzini. Fernández y Blandi anotaron por el lado de Boca, y Trezeguet y Mora por el otro. Concluida la tanda de cinco, llegó la de uno. Cellay convirtió abajo y le dejó la presión al rival. Fue Ariel Rojas, y como todo aquel que usa el botín izquierdo, buscó tirarlo a su derecha. Ustari adivinó de nuevo y le dio la copa de Mendoza al Xeneize.

Sin brillo, pero con la mística de siempre. Boca se quedó con el Superclásico jugando con muchos suplentes y varios pibes como Aguirre, Bravo, Zárate, Evangelista, Fernández, que apenas tienen un puñado de minutos en la primera. Oscar Ustari por su sobriedad y los penales, Erbes por su garra y su técnica, fueron los mejores de un equipo que no brilló, pero que cumplió con la historia.

 

 

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