Te compartimos las palabras de otra estrella fuera de lo deportivo que siente al azul y oro en su corazón.
Mateo Palacios Corazzina es el artista más escuchado de la Argentina a nivel mundial. Conocido como Trueno, por sus actuaciones en las batallas de gallos y por su disco Atrevido, esta tarde tuvo un mano a mano con la prensa oficial de Boca para hablar de su amor incondicional por el barrio, por el club y por Riquelme. Mirá:
Su amor por Boca:
«Yo soy de La Boca desde que nací. Me críe en La Boca en el alto, en el bajo, cerca de la cancha, lejos de la cancha. Toda mi vida estuve en el barrio de La Boca, me siento muy representado con el barrio y el equipo, porque el barrio es azul y oro, mi padre es de Boca, toda mi familia es de Boca. Lo mamé de guachín la fanaticada por el club».
¿Cómo definiría su disco Atrevido?
«Atrevido en si representa una etapa grande de mi vida. Desde que era chiquito, desde que tenía tres años que me imaginaba lo que podía lograr, hasta lo que cumplí ahora. Representa todo lo que aprendí, todos los frutos de ese aprendizaje y una muestra al mundo de quién soy. Porque siento que en la batalla podés ver conoceme de una manera, pero en la música soy yo directamente hablando a vos, contándote un poco de dónde vengo, lo que pienso, lo que represento, lo que me cae mal y bien. Es una intro de quién soy, porque falta mucho, papá, ja».
El barrio de La Boca, su amor por él y ¿lo dejaría a medida que crezca más su carrera?
«Es una característica de algo que te representa. De chiquito no lo tenía tan en cuenta, pero cuando fui creciendo y madurando me di cuenta del lugar en el que nací, de lo que me suma el lugar en el que nací, de lo que me enseñó el barrio y es muy significativo para mí. Estoy muy acostumbrado a representar el barrio y de dónde vengo. Es gracias a mi padre y a Comuna 4, que es una banda de rap de La Boca que cuenta historias de La Boca; entonces cuando yo era chiquito me subía al escenario a cantar eso. Es imposible que no lo tenga en la cabeza cuando creciera, es parte de mi vida y de mi infancia. Lo tengo tatuado en cuello, papá».
«Es muy difícil eso, papá. Yo vuelvo del aeropuerto cuando vuelvo de gira, entro a La Boca y veo esas veredas altas, todo pintado azul y oro y no me lo cambia nada. Yo ahí me siento en mi casa».
¿Sigue cruzándose con los de siempre?
«Con los pibes del barrio bajo, no me junto tanto, ahora menos, ahora no me junto con nadie (por la cuarentena). Pero los sigo viendo, no bajo tanto a la calle porque en la situación en la que estoy ahora se corre la voz por caminito y se llena de gente, jaja. No se puede comparar con otro barrio, aunque se llene de gente en La Boca, yo ahí los conozco a todos desde chiquitos y juego de local».
El apodo de Trueno:
«El primer tema de Comuna 4, que es la banda de mi viejo, se llama Trueno en La Madrugada. Es una historia de un pibe de La Boca, que es menor de edad, y que se mete en un conventillo porque lo sigue la policía. De ahí salió mi nombre».
¿Deja las batallas de gallo por la música?
«Un poco pienso dejar de lado la parte del rap, como estás diciendo. Solo un poco, no pienso dejarla de lado totalmente. Ahora estoy priorizando el encontrarme y experimentar con mi lado musical. Es parte, son cosas que van de la mano. Siento que el free style y la música van de la mano. Las canciones para mí son un free style perfeccionado y pensado. Cuando escribo las letras hago free style y luego las perfecciono. Las batallas y las competencias no las voy a dejar completamente nunca, queda un largo de Trueno compitiendo y representando, papá».
Su estilo para componer:
«Trato que me surjan. No busco inspirarme en una persona ni en algo puntual, sino en sensaciones y momentos. Depende de los momentos mentales míos. De lo vivido. De lo que tengo para contar y plasmar yo. Tengo temas como rain, que salen de situaciones de mi cabeza, medio bajonero. Cuando estoy en ese mood salen esas cosas, cuando estoy súper piola salen otro tipo de temas. Todo depende de cómo me siento y del momento, ahí trato de plasmarlo en el papel».
El colegio y la literatura:
«Era igual de rompe bolas en el colegio. Nunca fui un 10 ni un 1 en las notas. Siempre fui standar, de seis o por ahí. Eso sí, siempre en los recreos estaba rapeando, eso te lo puedo asegurar. Siempre le rompía las bolas a mis amigos para que rapeen conmigo. Me gustaba literatura por los versos y las rimas. Nunca fui un superdotado de la inteligencia, pero te puedo decir que safé, ja».
El fútbol y trueno:
«Era muy malo, de pibito era muy malo. Cuando yo soy malo en algo y quiero ser bueno no paro hasta ser bueno. En mi colegio, en mi primaria, la lado había una cancha y se hacían torneos de grado. Empecé siendo defensa, era medio rellenito, muy mal jugaba. Después fui mediocampista, pasé a ser delantero sin haber metido ni un gol, y en el último año terminé siendo goleador, papá. Ahí rompiendo todo, de siete. Yo tengo algo que, cuando quiero algo, no puedo no conseguirlo. Cuando necesito conseguir algo no puedo quedarme a la mitad, porque me frustro. Creo que es una virtud. Me pasó lo mismo con el rap, de chiquito quería serlo y no paré hasta lograrlo. Creo que es algo que me va a seguir pasando toda mi life».
Su ídolo, su referente y su estilo de juego:
«Imposible, imposible dejar de lado a Román Riquelme, máxima aspiración. Fanático, fuerte, fuerte, fuerte. Yo de chiquito estaba en la primera era siete y quería ser como Mouche. Tiraba los córners queriendo ser él. Tiraba los centro de rabona, todo, jaja. Cuando era chiquito un poco calentón como Mouche era, jaja. Nos cagábamos a trompadas; entre nosotros también, con la típica de ‘pasala, no seas comilón’. Yo como que no entendía mucho la táctica ni técnica del fútbol, jugaba de siete y de repente me iba a defender. No tenía un puesto definido y jugaba solo por diversión. Jugué en Boca, hice iniciación deportiva, hice futsal también. Tuve una parte que fui muy futbolero».
El rap y las batallas:
«Está todo bien en el rap, nos llevamos re piola. Porque es como diversión, es un combate de egos, de alteregos y personajes, pero después está todo bien. Yo lo relacono al boxeo, subimos nos matamos y después está todo bien».
La gran meta para su carrera:
«Mi sueño es hacer un show en La Bombonera, ahí podría morirme feliz».
Una despedida a lo alto para la nota:
«El gusto fue mío, vamos a ganar la La Libertadores, papurro».