Boca perdió como local en el debut de la Copa Libertadores por 2-1 ante el Toluca de México. Bianchi reconoció los errores y que habrá que trabajar mucho de acá en adelante.
Bianchi como un buen zorro copero que es, guardó hasta el último instante la formación que saldría a la cancha. El técnico sorprendió a todos con la inclusión de Erbes y Acosta para formar un 4-4-2 con el ex Lanús como volante derecho. Los primeros minutos le dieron la razón al Virrey. El Laucha recuperaba y explotaba en velocidad. Mientras que el Pichi era el primero en presionar, ayudar a Somoza y el distribuidor más claro.
Boca no jugaba bien. Pero encontró en los indescifrables movimientos de Acosta el factor desequilibrio para abrir el cero. Penal claro sobre él y gol de Silva. Minutos después, el Burrito Martínez tuvo el segundo pero el arquero Talavera se lo tapó.
Lejos de aprovecharse de un resultado favorable y dar el golpe de Knock-out. Boca se comenzó a derrumbar y a perder el partido. Benítez se transformó en una pesadilla al atacar constantemente por el sector de un flojísimo Cellay. El lateral derecho Xeneize tuvo su peor partido con la camiseta azul y oro. Perdió siempre en el uno contra uno y relevó mal. Por todo esto, Orion era el gran responsable del cero al atajar un mano a mano y un penal. Segundo remate pena máxima que ataja el uno y, otra vez, por una falta torpe de Caruzzo.
Pero si uno se imaginaba que con el disparo de los doce pasos atajado por el capitán el equipo reaccionaría estaba equivocado. Sinha, demostró que el talento y la inteligencia a veces puede ser más importante que el físico. Dos pases letales – con total libertad, es cierto – hicieron que su equipo lo de vuelta y de el batacazo en la mismísima Bombonera. Sobre el final, el destino que tanto goce le dio a Boca ante Quilmes, le propinó una cacheta de frustración por el tiro en el palo de Viatri.
Riquelme un día le dijo a Bianchi que quería sufrir junto a él. Hoy quedó clarísimo que así será.
