El ex jugador y actual ayudante de campo del seleccionado nacional manifestó su fanatismo por el club y las ganas de haber tenido un segundo paso por la institución.
Autor de uno de los goles más gritados de la historia de Boca. El cabezazo de Walter Samuel ante el América en México le permitió al Xeneize llegar a la final de la Copa Libertadores del 2000, competencia que ganó el club, cortando así una racha de 22 años sin coronarse con el máximo trofeo a nivel continental. En diálogo con el Diario Olé, el central dejó a flor de piel su fanatismo por la institución: «Tengo una familia hincha de Boca, yo hincha de Boca. Mi viejo era fanático pero yo era el más loco. Seguía mucho a Giunta, miraba a Giuntini y Simón, son los recuerdos que tengo de esa época. Yo era el que más sufría».
Respecto a aquel recordado tanto, Samuel destacó: «Creo que es por lo único que me recuerda el hincha de Boca, jaja. Cada vez que me hablan es por eso. A veces me dan ganas de decirles un poquito más hice, je. Tuve la suerte de ese gol (el 1-3) y pasar a la final, y quedó marcado por cómo se dio el partido allá. habíamos ganado 4-1 en casa y perder allá así hubiese sido catastrófico para nosotros». Luego, agregó: «Si me lo hacen repetir diez veces, no sé si vuelvo a hacer uno de ésos. Yo salté atrás del que me marcaba, creo que era Hermosillo, grandote también, y tuve la suerte de saltar justo en tiempo, se movió el del palo también, porque si se quedaba en su lugar por ahí la sacaba. Fueron cosas que se tenían que dar. Y me acuerdo que se enmudeció todo y correr, correr, correr, nada más…»
La llegada de Carlos Bianchi sin dudas fue importante en la carrera del «Muro»: «Yo noté enseguida que Carlos me metió, me dio confianza. Jugaba siempre, hasta amistosos. Sin decir mucho, me mostró su apoyo. Con nosotros era cercano, yo era de los más chico. Veía a la pieza mí y de Anibal (Matellán), sea para despertarnos como para hablar. Carlos se acercaba y hablábamos de otras cosas, no sólo de juego. Cómo estabas, si tenías novia, de la familia. Después, si tenía que corregir un error era más grupal. Era muy relajado, y eso lo transmitía».
El cordobés señaló la importancia del «Virrey» en aquella final ante Palmeiras: «Ellos estaban muy confiados porque jugaban con su público y Carlos (Bianchi) otra vez nos ayudó mucho a nivel de motivación. Nos mostró las declaraciones de ellos, un par de cosas que habían dicho, que se sentían ganadores, que todos nos daban por muertos. Y nos hizo ver que estábamos jugando una final y podíamos salir campeones de América». Tras el título, el defensor emigró a Italia, perdiéndose así el duelo de fin de año ante el Real Madrid, y así lo recuerda: «Soy sincero, por más que en la Roma me encontré bien, dudé mucho en irme, pero tenía que poner en la balanza ayudar a mi familia y mejorar yo, pero me hubiese quedado tranquilamente. Estaba muy feliz en Boca».
La dupla que formó con Bermúdez es una de las más recordadas y Samuel se refirió a su ex compañero: «Nos complementábamos bien. Jorge tenía experiencia y me ayudó un montón, se lo dije a él. Hablaba mucho, imponía respeto, a veces se pasaba de rosca… Me marcó mucho su modo de ser. Tranquilo afuera de la cancha, pero adentro se transformaba». El Patrón conforma el consejo de fútbol junto a Juan Román Riquelme y otros ex jugadores del club. Respecto al 10, el zurdo destacó: «La última vez que hablé fue antes de las elecciones, por su despedida, pero lo noto contento, se rodeó de la gente que eligió, y ya ganaron un campeonato y esperemos que sigan las cosas así».
Para cerrar, Walter mencionó sus ganas de haber vuelto a jugar en La Bombonera antes de retirarse: «Por ahí podrían haber sido unos partidos más. Pero me fui feliz y era difícil irme de otra manera mejor. Así y todo, me hubiera gustado para darme el gusto, pero con los años se me hizo más difícil volver…».
