Boca Juniors cayó en Córdoba ante River Plate 0-2 y retrocedió en cuanto al rendimiento del Superclásico anterior disputado en Mar del Plata. Carlos Bianchi deberá seguir trabajando en cambiar el presente.
Un inicio sin concentración le costó caro a Boca. Mientras que los jugadores Xeneizes miraban estáticos como River efectuaba dos laterales simultáneos, los Millonarios aceleraban la jugada para que el árbitro no advierta la infracción y para agarrar en retroceso a la defensa azul y oro. Como un relámpago, Teo Gutiérrez se aprovechó del error y desbordó a Nahuel Zárate para asistir a Manuel Lanzini para el 1-0. La impotente mirada de Hernán Grana, quien no corrió al enganche rival, fue la foto que representó la diferencia de actitud y contundencia en el arranque del partido entre los dos equipos.
La apertura del marcador le dio confianza a River y desesperación a Boca. Al conjunto de Bianchi le costó mostrarse compacto y con las líneas juntos. Si bien cuando superaba la presión y atacaba con el poker de adelante parecía que el Xeneize podía marcar, eran muy pocas las veces que desde el medio, con el doble cinco, se lograba unificar el fondo con la ofensiva. Durante toda la primera parte se sufrió la distancia entre los jugadores, ya que el Millonario atacaba al espacio con gran velocidad y apoyo desde atrás por parte de los volantes, logrando lastimar con frecuencia el área de Trípodi.
Justamente el arquero, tan duramente criticado desde que llegó al club, fue uno de los pocos valuartes del equipo. Si no fuera por Trípodi, probablemente Boca hubiera sufrido una derrota más dolorosa. Si en el primer gol de River no tuvo responsabilidad, en el segundo, con otro gran error de Grana al no seguir a Menseguez, menos son las posibilidades de buscarle un error.
La viveza de River, la velocidad con la que superó la transición de defensa a ataque, se sumó al oportunismo de tener eficacia en momentos claves del partido. Si el 1-0 fue sobre el inicio, el 2-0 en el cierre de la primera etapa terminó siendo vital. Pero si algo le faltaba al combo del éxito al elenco de Núñez, era la sobriedad con la que Barovero contuvo, en más de una oportunidad, los descuentos de Boca al arrancar el complemento. Como Trípodi para evitar que la derrota sea más contundente, los Millonarios tuvieron en su arquero a un jugador decisivo para lograr la victoria sin sufrir en el marcador.
Esta crónica enumeró varios factores determinantes para el resultado del partido y del rendimiento de Boca. Pero sin dudas, que el gran problema que aún mantiene el equipo tiene que ver con el caracter. Ese que se necesita para superar los inconvenientes que van surgiendo a lo largo del juego. Es increíble, que salvo Acosta o Joel Rodríguez -cada uno en su puesto y función – lograran mantenerla actitud necesaria para ir por el triunfo después del veloz gol de River.
Córdoba deberá ser la base para el crecimiento definitivo de Boca, este paso atrás en el rendimiento tiene que ser el punto de partida para un futuro diferente.
cristina sikos
26 enero, 2014 at 18:17
De acuerdo,es hora que las modelos que juegan en Boca,se dejen de joder o se vayan.
Tengo una duda que me carcome,OJO,hace muchooo:angelicititeredemacri llamo a Biachi pensando en un seguro NO,pero se equivoco y entro el enemigo de mauri,y se sabe que este sucio es capaz de todos.(quien les paga x atras)