Fernando Gago volvió tras dos encuentros en los que se mantuvo ausente por su convocatoria a la Selección Argentina y demostró por qué es imprescindible dentro de la estructura de este Boca.
Un jugador puede modificar el ADN de un conjunto, pero para hacerlo tiene que tener personalidad, liderazgo y, por sobre todas las cosas, los conceptos de juego bien claros. Fernando Gago demostró en Mendoza que es el futbolista más importante que tiene hoy Boca Juniors tiene en su plantel. Con él en cancha el equipo dialoga de otra forma, con otro ritmo, con otra ideología.
La salida de Juan Román Riquelme generó un hueco imposible de llenar por la única capacidad del enganche. Hoy, siendo un futbolista diferente en virtudes y defectos, Fernando Gago es el encargado de sobrellevar la responsabilidad de ocupar el rol de conductor dentro de la estructura que armó el Vasco Arruabarrena. ¿Por qué? Simple, por su capacidad de manejar la pausa, algo que el equipo extraña horrores cuando el volante es citado a la Selección Argentina.
Algunos asumen a la pausa como un sinónimo de lentitud, pero en realidad esa es una forma de subestimar y mal interpretar un concepto muy importante del fútbol. Tener pausa significa pensar, ordenarse, asociarse, unir y elegir. Una pausa puede generar un hueco que, en el apuro, no aparece por la neblina de la ansiedad. Pausar un ataque puede ganar velocidad y evitar fases para llegar al gol. A veces tomarse un tiempo es beneficioso para la precisión, lo que aumenta la posesión, la confianza y las posibilidades de lastimar al rival. Fernando Gago con su presencia en Mendoza, supo administrar los ritmos de juego a la perfección, y, cuando la pelota pasó por sus pies, se vio un Boca con un nivel de efectividad y estética muy elevado.
Fernando Gago tiene categoría, experiencia y calidad. Pero también es un jugador lleno de conceptos que lo vuelven un futbolista imprescindible dentro de Boca. Hay que crecer desde sus pies.
