Boca lo dio vuelta y ganó por 2 a 1 al equipo de Sarandí. Clemente en contra había marcado el gol de Arsenal. Empató Mouche y lo ganó Ledesma. Los de Falcioni quedaron segundos y con buenas chances de clasificar.
Lo único que importaba era ganar y se ganó. Boca se jugaba mucho más que tres puntos en esta jornada copera. De perder, con el empate hubiera sido lo mismo, seguramente todo sería cuesta arriba, no sólo la clasificación, también el resto del semestre.
Este equipo es exitoso, aunque a muchos le pese, pero no ha transcurrido un camino de rosas, sino uno de espinas para llegar a donde está. Internas, distintas miradas ideológicas, cambios dirigenciales, operaciones de prensa, etc. En ese tormentoso andar, siempre el equipo prevaleció y siguió en busca de su destino, la gloria. Hoy fue otro de esos momentos épicos que quedarán en la retina de todos los bosteros, seguramente habrá mucho para criticar y mejorar, pero hoy sólo había que ganar y apagar el fuego.
Muchos deja vu deben haber atravesado la mente de los jugadores. Arrancar perdiendo, en la primera situación del rival y antes de los 10 minutos. Arsenal jugó a lo que planeó, abrió la cancha por derecha y la terminó por el centro. Aguirre desbordó y un centro suyo terminó en una fatalidad de Clemente Rodríguez, auto gol. La presión de los locales, aumentada en la escueta dimensión del campo, no ayudaba a que Boca pudiera imponer su ritmo.
Boca respondió, utilizó la misma fórmula que los de Alfaro para llegar al empate. Desde la derecha le llegó una pelota a Román, asistió de cabeza a Silva, pero la pelota terminó en Mouche – la figura del partido – y en el grito de todos los xeneizes.
¿Cuánto tiempo más podría Arsenal sostener ese ritmo de presión? En la segunda etapa casi no hubo oportunidades de gol. El equipo del Viaducto mermó en su físico, Boca estabilizó el juego y logró la calma en un grito feroz. Riquelme conectó con Clemente, en el centro hubo una gran cortina de Silva, y Ledesma fue héroe otra vez, como en esos 20 minutos orgásmicos que duró el 4 -3 contra Independiente.
Este equipo comprendió rápidamente que no podría caer tres veces en el mismo error, metió, luchó, apretó los dientes, pero siempre focalizado, intentando que el destino no traiga sombras y dudas. Leguizamon erró un gol, en offside, como el que Silva erró contra Independiente, eso fue todo un símbolo de que la alegría volvería a ser azul y oro.