El circo de Herrera y la guardia alta

Te contamos todos los detalles detrás de otro robo escandaloso contra el único grande.

Boca Juniors volvió a ser el conejito de indias de la AFA y sufrió una derrota guionada por el árbitro Darío Herrera. El juez hizo todo lo posible para transformar un pésimo partido, que estaba destinado al 0-0, en una victoria llena de falsa épica a favor de los de Núñez.

Luego de un primer tiempo en el que Boca padeció la presión alta de River, equipo que amagó más de lo que generó en ese momento de superioridad, en el complemento Almirón hizo ajustes pequeños que hicieron que el equipo pudiera jugar más cómodo y hacerlo bajo su libreto.

Lamentablemente se puede hablar poco de la pobreza del juego en general, porque la labor de Darío Herrera fue determinante en el partido. Durante toda la semana los medios instalaron que a Boca lo habían favorecido contra Racing y que este juez tenía malas estadísticas con River. Como viene pasando hace años, esa operación tuvo resultado y se vio una actuación lamentable del hombre que debió haber impartido justicia.

El árbitro muñequeó el partido como pocas veces se vio en los últimos tiempos, condicionando a Pol Fernández con una amarilla en una acción que ni siquiera fue falta, y luego haciendo todo lo posible por no echar a Enzo Pérez, Enzo Díaz y Milton Casco. Los tres jugadores de River cometieron más de una falta durísima estando amonestados y el juez hizo caso omiso. Una de las acciones más burdas fue cuando le cobró infracción a Advincula luego de que el volante de Núñez lo bajara de atrás al lateral.

Cuando parecía que su lamentable arbitraje quedaría sólo, y como si fuera poco, en la omisión de tres rojas para River, en tiempo agregado lo llevó más allá al regalarle un penal a los locales. Darío Herrera cobró una falta de Sández en la que en la repetición queda claro que el contacto es ínfimo, al punto de ser, literalmente, el roce de una parte de su botín sobre Solari. No hay impacto, no hay golpe, nada.

River es el equipo con más penales a favor (10 en 15 fechas) y Boca el que más tiene en contra, siendo además uno de los que no ha tenido nunca uno para patear. Herrera no sólo inventó una falta, si no que lo hizo en un contexto insólito, en especial por cuál fue su criterio en toda la jornada a la hora de cobrar o no infracciones. El VAR no lo chequeó ni tampoco lo hizo con la clara invasión de Enzo Pérez en la medialuna.

Borja marcó, en la única jugada en la que Chiquito Romero, de gran partido, no pudo adivinar el palo. Luego se desató una pelea porque Palavecino fue a gritarle el gol a los jugadores de Boca, deteniéndose el juego por la gresca entre ambos planteles. Herrera, como era de esperarse, hizo lo inédito: echó tres por lado, pero de los locales, dos fueron suplentes.

Sin Equi Fernández, Valentini, Merentiel y Almirón, Boca tuvo que intentar lo imposible en apenas tres minutos y con un 8 contra 10. Obviamente no alcanzó y se terminó perdiendo un partido en el que, si bien el equipo tuvo un mal primer tiempo y recién en el complemento se acomodó, fue Darío Herrera el principal protagonista del resultado final.

Boca ahora tendrá que ver cómo juega con Belgrano, ya que pierde a Barco por el Sub-20, a Varela y Pol por cinco amarillas, a Merentiel, Valentini y Equi por estas expulsiones. Ese será un problema a resolver durante toda la semana, mientras, habrá que hacer algo para intentar evitar que se sigan repitiendo estos escandalosos arbitrajes que, casualmente desde hace casi una década, siempre tienen actuaciones lamentables en partidos clave.