Empate sin zozobra

El Xeneize tuvo que afrontar un partido diferente luego de la temprana expulsión de Pablo Pérez. River nunca logró inquietar. Ahora se viene la copa.

Boca Juniors empató sin zozobra en el Superclásico disputado en La Bombonera. El equipo de los Barros Schelotto había arrancado a toda marcha, explotando la velocidad de Pavón por la débil espalda de Casco. Pero la idiotez de Pablo Pérez cambió el partido: el volante le pegó una patada en el pecho a Balanta luego de que éste le hiciera infracción a Orion, dejando al equipo con diez jugadores cuando apenas iban once minutos de la primera parte.

La expulsión de Pérez cambió totalmente el desarrollo del partido. Lodeiro, que había arrancado de extremo, pasó a jugar de interno para tapar a Mercado y evitar que River lastime con los laterales. Ésto obligó un lógico retroceso y la pérdida de la tenencia de la pelota. Pese a no sufrir, fue otra vez un jugador de Boca el que generó un momento de incertidumbre. Gago, que venía siendo la figura, se cayó solo en el área y debió ser reemplzado por Meli debido al gran dolor que tenía en el tobilo derecho, recordando aquella lesión que sufrió tiempo atrás en el Monumental.

El complemento no cambió el desarrollo de un partido que siempre se disputó entre la fricción y la negligencia de la tenencia del balón. River, que tuvo un jugador más durante 80 minutos, apenas si llegó gracias a remates cantados de media distancia. Boca, por su parte, se apoyó en la seguridad de sus centrales, la de Jara, y la velocidad de Pavón. El ex Colón fue, por el tiempo que duró en cancha, el único que generó en ataque ante un Tevez desaparecido.

Boca volvió a no sufrir contra River y empató un clásico que parecía ganable hasta la idiotez de Pérez. Ahora el equipo piensa en el gran objetivo del semestre: los octavos de la Copa frente a Cerro Porteño.