Boca Juniors ganó su segundo partido consecutivo en el Torneo de Transición al superar a Olimpo con un cabezazo de Gigliotti. El equipo de Arruabarrena no brilló, pero fue superior y se llevó tres puntos claves.
Un triunfo que refleja que el camino elegido es el correcto, aún si faltó lucimiento colectivo e individual. Boca Juniors derrotó a Olimpo en Bahía Blanca y se prendió en la pelea por el título. Emmanuel Gigliotti, de mal partido, exhibió su adn goleador para convertir la única situación que tuvo en todo el encuentro y darle a su equipo una victoria merecida.
De entrada, y por un grave error del árbitro Diego Ceballos, quedó en claro que Boca no tendría una noche sencilla en el estadio Carminatti. El juez obvió un claro penal de Villanueva a Carrizo que hubiera podido torcer la historia mucho más rápido a favor del Xeneize. Pese a ese error, el equipo de Arruabarrena se mostró siempre dominador, en especial luego de que el colombiano Borja entrara en la provocación de Echeverría y se fuera expulsado por lanzar un hartero cabezazo.
Boca tuvo tenencia y protagonismo para ir a buscar el partido. Quizás lo más criticable fue su falta de movilidad y desmarque para generar transiciones más rápidas que quebrasen la sólida defensa de Olimpo.
Pese a no brillar, es muy rescatable como Arruabarrena intentó en cada uno de sus cambios ir modificando los errores colectivos y las virtudes esporádicas para lograr el triunfo. Fue así que el técnico eligió mantener a Gigliotti – de muy mal encuentro – por su capacidad de cabezazo y por ver que la llave de gol en este encuentro era con envíos aéreos. El Vasco no sólo dejó al delantero, sino que intentó acompañarlo al sumar a Calleri en el área para jugar mano a mano con los centrales. De esta forma llegó el único tanto: centro preciso de Gago, el juvenil punta se llevó marcas y el Puma aprovechó el espacio para ingresar sólo por atrás y poner el 1-o.
Boca ganó y va por más.
