Hoy se cumplen tres décadas de aquella gran final en la que Boca Juniors derrotó a Atlético Nacional en Miami por 1-0 para conseguir una nueva estrella internacional.
Arrodillado en el césped, tapándose el rostro, sin caer en su logro, o quizás, sólo soportando todo el peso de la gloria… Sus compañeros corrieron hacia él para fotografiar sus emociones en un abrazo eterno. Esa celebración de gol marcó el primer hito del club en la Recopa Sudamericana.
Apenas unos segundos antes, en el minuto 38, un brillante pase largo de Juan Simón cayó en los pies de Diego Fernando Latorre. El destino se rió de los colombianos, el arma había caído a favor de un implacable definidor. Gambetita homenajeó a Victor Hugo Morales, quién lo bautizó así, dejando en el piso las ilusiones rivales al eludir a una leyenda del arco como fue René Higuita. Luego, con el panorama aclarado, sólo le restaba acariciar la pelota para hacer delirar a todos los Xeneizes.
Pero Boca no se enfrentó a cualquiera, su rival era un gran equipo como Atlético Nacional. Osvaldo Zubeldía había dirigido de forma exitosa al club cafetero. Cuando se fue, el equipo entró en una crisis y decidieron llamara Pacho Maturana para refundar la institución. Fue así cómo se armó un equipo únicamente integrado con jugadores colombianos – o criollos, como ellos le llamaban – y no defraudó. Aquel plantel tenía mucha jerarquía y apellidos fuertes para la historia futbolística de aquel país como Renpe Higuita, Leonel Alvarez o Tino Asprilla.
Boca no era menos. Navarro Montoya, el Murciélago Graciani, Blas Giunta, Marangoni, Soñora y los mencionados Simón y Latorre eran algunas de las figuras del equipo que dirigía el Cai Aimar. Ellos fueron los protagonistas de la primera Recopa y de la quinta estrella internacional, siendo parte de importante para que el club hoy sea el Rey de Copas.
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