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Torneo "Transición"

Ni con Vigliano

Boca Juniors demostró ser superior frente a River en el Superclásico. El árbitro condicionó el partido con fallos localistas. Orion fue responsable en el gol del empate de los de Núñez. Fue 1-1 y la paternidad sigue.

Antes de jugar el partido los medios daban a Boca por vencido, por muerto y con augurios de que River se llevaría el clásico con facilidad. Las casas de apuestas decían que había una diferencia de 5-1 a favor de los de Núñez. A medida de que se acercó la hora del partido, y con la lluvia como excusa, los dirigentes y cuerpo técnico de la banda empezaron a intentar hacer todo lo posible porque se suspenda el partido. Apareció el pánico, sabían que iban a jugar contra papá.

El partido dejó de lado el fútbol para ser jugado totalmente con el corazón. El estado del campo de juego del Monumental no permitió que nunca se jugase por abajo, obligando a los dos equipos a dividir constantemente la pelota por no poder confiar en cómo rodaba la pelota. Ahí, Boca demostró más carácter que River, demostrando que el marco ni la previa pesaba.

La euforia explotó cuando, tras un gran tiro libre ejecutado, Lisandro Magallán metió de arremetida el gol Xeneize. El defensor anticipó a los rivales y, cayéndose, vulneró a Marcelo Barovero para anotar su primer tanto con la camiseta azul y oro.

El partido cambió por el gol, Mauro Vigliano, empezó a inclinar la balanza cobrando foules en ataque que cortaban los avances del Xeneize. El juez terminó de exponer su favoritismo cuando inventó un penal increíble que costó le costó a Gago su primera expulsión en el club. El remate de Mora por arriba del travesaño aportó justicia divina, pero la insólita mano que sólo vio el árbitro condicionó a Boca para todo el partido al dejarlo con diez jugadores por más de un tiempo.

En el complemento el show del árbitro continuó al no expulsar a Gabriel Mercado por una falta temeraria y por no sancionar un claro penal sobre Echeverría tras un agarrón de Maidana. Boca, tuvo que dedicarse a defenderse y a llevar hasta el límite el esfuerzo para compensar los fallos de Vigliano.

River logró una injusta igualdad por medio de Germán Pezzella en una de las pocas jugadas aisladas que logró el local en la segunda parte. El defensor que entró para jugar como atacante, cabeceó casi de afuera del área y, luego de un rebote torpe de Orion, convirtió a placer. El error del arquero, que venía teniendo un muy buen encuentro, lamentablemente fue vital para un Boca que ya había quedado en posición defensiva por los cambios.

Ellos celebraron el empate, por su condición en la tabla. Lo que quedó claro es que ni con Vigliano pudieron romper con la paternidad. Boca estuvo a la altura y dio una lección de testosterona.

 

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