El equipo nacional ganaba cómodo pero jugó un segundo tiempo olvidable y terminó perdiendo dos puntos. Insólito el puesto en el que ingresó Tevez.
Con Facundo Roncaglia y Éver Banega desde el arranque la Selección Argentina dominó a un Paraguay extremadamente timorato en el primer tiempo. Más por empuje y verticalidad que fútbol, el conjunto que dirige Gerardo Martino se fue al descanso ganando por 2-0 gracias a los goles de Agüero – grosero error del fondo Guaraní – y de Messi tras un penal inexistente.
Obligado por el resultado, Paraguay salió al complemento con una actitud ofensiva totalmente diferente a la de la primera parte. Fue así que los de Ramón Díaz comenzaron a llegar con mucha frecuencia sobre el arco de un Romero que empezaba a ser protagonista. Todo empeoró cuando Haedo Valdez anotó el 1-2 con un disparo fuerte que agarró al arquero argentino muy adelantado.
Gerardo Martino llamó a Tevez cuando vio que el resultado peligraba. El técnico, en una insólita decisión, lo mandó a la cancha junto a Higuaín y sacando de la cancha a Pastore, obligando a Carlitos a jugar de doble cinco junto a Javier Mascherano. Por si fuera poco, luego decidió sacar a Banega para poner a Biglia y dejando al Apache en la mitad de cancha y con el arco rival a 40 metros. ¿Y Gago? Se quedó en el banco y no ingresó.
Los errores del técnico culminaron con el lógico empate de Paraguay a través de Barrios. Aún así, Tevez ayudó a recuperar la pelota y corrió desde atrás del círculo central para llegar forzado por el segundo palo a dar un cabezazo que por centímetros no fue la victoria de una Argentina que jugó muy mal.
Pura verticalidad, dos goles más por errores que por virtudes colectivas, y cambios ilógicos de Martino que desnudaron a un grupo lleno de jerarquía pero que aún no tiene forma de equipo. Una vez más un técnico juega con Tevez, casi faltándole el respeto, mandándolo al banco pese a su presente de excelencia y poniéndolo en un puesto que no es el suyo para el lucimiento de otros que no llegan a su nivel.
Argentina deberá mejorar para ganar un torneo en el que – aún con esta actuación – sigue siendo el máximo candidato.
