Una mala tarde muy inoportuna

Te contamos los detalles detrás de lo que fue otro encuentro del único grande.

Boca Juniors cayó derrotado por 2-0 ante Newell’s en Rosario y se complicó en su lucha por el título. El equipo tuvo una pésima e inoportuna tarde, que le permite al resto de los equipos crecer y tener chances en la recta final. Aún así, el Xeneize sigue dependiendo de si mismo.

Ya de entrada se vio un Boca incómodo, lento, pesado y cansado. La sumatoria de minutos, el calor de Rosario, hicieron mella en un equipo que se arrastró. Si bien Newell’s no generó nada, molestaba al hacer ancho con su línea de cinco. Una que además le servía para constantemente tener hombres que tapara a Benedetto dentro del área.

En la primera parte casi no hubo emociones, salvo la expulsión de Sforza por doble amarilla. El volante de Newell’s le había pegado un patadón a Alan Varela y luego cortó a Juan Ramírez cuando se iba de contra en un cinco contra tres. Patricio Loustau acertó en la decisión, provocando el llanto irracional de las redes sociales y una transmisión totalmente ofuscada con Boca. Luego, el juez ni siquiera cobró falta ante un planchazo brutal de Pablo Pérez que pudo haber lesionado a Luca Langoni.

Para jugar el segundo tiempo Hugo Ibarra mandó a la cancha a Sebastián Villa por Carlos Zambrano, en un cambios 0pensado por cuidar al peruano de que fuera expulsado por doble amarilla, quien en el primer tiempo fue injustamente amonestado por el árbitro y era señalado por el aparato mediático como un posible futbolista a ver la roja.

Esa modificación de Carlos Zambrano vino de la mano de una decisión errónea del técnico, que corrió a Luis Advincula de central y puso a Cristian Medina como lateral. El peruano en su primera intervención en esa posición tuvo un fallo grave al dejar corto un pase para Alan Varela. Acción que provocó que el 9 de Newell’s tome la pelota, deje atrás a un Roncaglia que no salió a romper, saque con facilidad al incaico con el cuerpo y supere a un Rossi que pudo haber hecho mucho más.

El 1-0 fue un mazazo durísimo para un Boca que, pese a tener un hombre de más, seguía perdiendo en las divididas y no generaba situaciones. Ibarra tardó en hacer más cambios y puso a Payero por Varela, Romero por Ramírez y Weigandt por Medina. El equipo tocó la pelota con lentitud y sin rebeldía, cayendo en buscar a un Villa que se pasó de individualista. Por otro lado, Pol Fernández y Darío Benedetto tuvieron una actuación calamitosa, sin aportar y siendo por momentos los mejores de los locales.

Faltando 10 minutos Loustau inventó una falta en la puerta del área que Newell’s terminó en el 2-0. La jugada fue con un centro al medio del área en la que Pol Fernández quedó contra Vitta, al que no molestó y dejó que la clavara en el ángulo de un Rossi que se quedó parado en la línea.

Ya en el cierre Boca tuvo un cabezazo de Weigandt – sólo – que se fue al lado del palo, una atajada del arquero de Newell’s ante un mano a mano de Benedetto y otro de Romero que dio en el palo tras un desvío. Al equipo ni siquiera le salió el descuento, como para generar una falsa ilusión de llegar al empate.

La caída de Boca corta una racha de quince partidos y deja abierto el campeonato. El equipo se siente agotado en lo físico y lo mental, lógico por ser el que más minutos acumulados tiene en el año, el que menos descanso tiene entre encuentros, porque no tuvo tiempo de hacer una pretemporada y por la enorme cantidad de bajas que viene agrupando. Pese a eso, el Xeneize tiene dos partidos que si gana logrará dar la vuelta sin depender de nadie. Ahora quedan unos días para preparar el partido en La Plata, uno que tendrá que disputarse con otra actitud, con otra inteligencia y sin inventos.