Se cumplen 13 años del triunfo de Boca ante River por los Cuartos de Final de la Libertadores del 2000. El mismo día del gol de Palermo en muletas, y del enorme caño de Juan Román Riquelme a Mario Yepes.
Un día como hoy, pero del año 2000, ocurriría uno de los partidos más emocionantes y más significativos de la historia de Boca. Un partido con varios condimentos especiales que quedarán grabados en la memoria del hincha de Boca para toda la vida.
24 de mayo del 2000. La ida se había jugado en el Monumental, y había sido victoria para los de Nuñez por 2 a 1. Durante la conferencia de prensa previa al partido de vuelta, Américo Rubén Gallego, en ese entonces director técnico de River, se refirió a la inclusión de Martín Palermo en el banco de suplentes, después de seis meses y catorce días sin jugar, con la famosa frase: «Si ellos ponen a Palermo, yo pongo al Enzo».
El primer tiempo entre los eternos rivales terminó 0-0, y todo parecía que el conjunto «Millonario» se iba a quedar con la clasificación en sus manos. Pero… en el segundo tiempo, de la mano de Juan Román Riquelme, el Xeneize giró ampliamente el rumbo del partido. Primero, el Diez le metió una asistencia genial a Marcelo Delgado para que anote el primer gol del partido. Más tarde anotaría el segundo de penal para poner la serie arriba a favor de Boca. Y, para cerrar su magnífico partido, Román tiró un caño que para muchos es el mejor de todos los tiempos, el famoso «Caño a Yepes». Aguantó la pelota sobre la línea y de espaldas al zaguero ejecutó su obra de arte. Tiempo después, el enganche saldría a hablar sobre ese momento: “Yo siempre digo que en esa jugada tiene más merito Yepes que yo. En un clásico ir 3-0 y una jugada de esa manera yo creo que cualquier jugador de fútbol hubiese pegado una patada. Él me ha seguido hasta el corner y no ha hecho nada. Yo creo que eso es más de hombre que haber tirado un caño en ese partido”
Pero faltaba el acto final, la frutilla del postre. Carlos Bianchi, sorprendiendo a todos, llamó a Martín Palermo del banco de suplentes y lo metió a la cancha. Se lo veía duro, con poca agilidad, pero el Titán haría historia. Cuando el partido se moría, tras otra buena jugada de Riquelme, el goleador tomó la pelota cerca del punto de penal y tras una media vuelta, muy lenta, la mandó a guardar, cerrando un partido que quedará guardado para siempre en la memoria de la gente Xeneize.