4-4-1-1: la estrategia para seguir en la Libertadores

En Diario Xeneize te analizamos los pro y los contra del esquema táctico que utilizará Boca para enfrentar al Corinthians este miércoles en el Pacaembú.

Boca está a horas de enfrentarse ante el partido más importante que tiene, hasta el momento, en todo el semestre. Un encuentro que puede definir el destino deportivo del club hasta julio. El rival es el durísimo Corinthians, flamante campeón de América y del Mundo. Aquél que venció al Xeneize en la final del 2012. Para tamaño desafío, Carlos Bianchi elaboró un cambio de táctica para intentar mantener la ventaja conseguida en la ida y avanzar a los Cuartos de Final de la Libertadores. 4-4-1-1 es la disposición táctica con la que el conjunto azul y oro saldrá a dar batalla. Pero, ¿cuáles son los pro y los contras de este esquema?

Para poder hacer un análisis de este cambio táctico, primero hay que intentar comprender el porqué de la utilización de éste y no el de otros más conocidos como el 4-3-1-2, o el 4-4-2. Todo comenzó con la lesión que sufrió a Juan Román Riquelme en el partido contra Belgrano de Córdoba por el Torneo Final. Ese problema físico dejó a Boca sin su líder para el partido de ida ante el Corinthians. En su momento se especuló con que Bianchi pondría a Paredes para no mutar la táctica y que el equipo siga jugando con enganche. Finalmente eso no sucedió, y el Xeneize jugó con dos línea de cuatro por atrás de los delanteros. Los buenos resultados en ese encuentro ante el Timao, más la recuperación del Diez, hicieron que el Virrey finalmente intentara fusionar ambas situaciones para decidirse a jugar la revancha con un 4-4-1-1.

La importancia de Riquelme.  Estaba claro que con la recuperación del desgarro, Román iba a regresar a la titularidad. Carlos Bianchi conoce como nadie la importancia que tiene el enganche para Boca dentro y fuera del campo de juego. Con el Diez listo para entrar en cancha, el 4-4-2 ya no era una opción para el entrenador. Dentro del nuevo esquema, el 4-4-1-1, hay más protección y capacidad de recuperación para que el capitán Xeneize se concentre únicamente en jugar y manejar los tiempos.

Ausentes que no se extrañan. Boca encontró en Nicolás Blandi al goleador que estaba buscando hacía rato. El juvenil logró ganarle el puesto a dos jugadores de renombre como son Santiago Silva y Lucas Viatri. Pero los problemas ofensivos no desaparecieron, se corrieron del centro a un costado: ¿Por qué el Juan Manuel Martínez no rinde?. El ex Vélez Sárfield y el Corinthians es un futbolista de grandes condiciones que llegó como un refuerzo de categoría. Hasta ahora no supo demostrar nada de todo su potencial. Es por eso, que él termina siendo el jugador que abandona el equipo para que Riquelme ingrese y, con Román en cancha, cambiar el esquema. Que se entienda, este párrafo no busca la crítica dura y cizañera al Burrito, sino explicar el contexto actual y cómo su salida, en este momento, no está acompañada de un reclamo popular.

Presión alta. Una de las claves para que se consiguiera el triunfo ante el Corinthians en la Bombonera por la ida de los Octavos de Final de la Copa Libertadores, es la asfixia que generó Boca en cada sector de la cancha dejando incómodo al equipo brasilero cuando tenía la pelota. Con el 4-4-1-1 Bianchi busca mantener ese esfuerzo físico, pero también tener en el campo a un jugador cerebral como Riquelme.

Cobertura a medida. La doble línea de cuatro del 4-4-1-1 permite que Boca pueda hacerse ancho para defenderse y atacar. Justamente en un campo de juego en el que por sus medidas, los costados pueden ser determinantes para generar fracturas en cualquier defensa, la idea es que con este sistema, eso se pueda aprovechar.

Mixtura. Los cuatro volantes que estarán por detrás de Riquelme son jugadores que tienen buen pie, pero también sacrificio. No es casualidad que cualquiera de ellos podría jugar como único volante central o, sacando a Somoza, por los costados. Ideales para la presión alta y también para la tenencia de la pelota. Dos situaciones que Boca intentará lograr.

Hemos enumerado algunos de los objetivos con los que busca Bianchi sacar rédito de este cambio de esquema. Pero, ¿cuáles son los inconvenientes que puede traer este sistema?. 

Aislados. Una de las dudas más importantes que genera el 4-4-1-1 es ver cómo hacen Riquelme y Blandi para no quedar muy separados del resto de sus compañeros. Pero, sobre todo en el delantero, para no ser absorbido por la defensa del Corinthians y dejar de ser un receptor de pelotas dividas y foco para el pivoteo.

Transición. Todo esquema es vacío si no se toman en cuenta las características de los jugadores que lo componen. Se puede hablar de que Boca juega con dos volantes externos como Erbes y Sánchez Miño. También de que hay dos laterales como Marín y Clemente. ¿Pero qué le pueden aportar ellos al juego? . Es probable que en algunos momentos del partido Boca esté acorralado por el ímpetu y la necesidad del Corinthians. Con este 4-4-1-1, sería muy importante que la transición ataque-defensa sea lo más rápida posible para atacar mal parado al conjunto brasilero. ¿Tiene el Xeneize jugadores adeptos para salir con velocidad por los costados? Parece haber un desequilibrio, ya que por la izquierda hay más naturalidad que por la derecha para hacer esa función. Aunque el Pichy Erbes puede sorprender con algún pique al hueco.

Ensayos limitados. Quizás el problema más grande de jugar con un 4-4-1-1 no sea todo lo antes mencionado, sino el poco tiempo que tuvo el equipo para practicarlo, aceitarlo y sacar el máximo rédito posible de las ventajas que este esquema aporta.

Boca juega el partido más importante del semestre y Carlos Bianchi decidió para afrontar ese desafío un cambio táctico que busca reforzar las debilidades de su equipo y potenciar sus virtudes. En una mezcla de necesidad y capacidad, parece ser una idea correcta para el momento del plantel. Ahora sólo resta verla aplicada dentro de la cancha.