El equipo de Rodolfo Arruabarrena tuvo buenos momentos de fútbol y derrotó a Montevideo Wanderers por 2-1. Osvaldo debutó con un gol y Komar tuvo su bautismo en la red.
Boca Juniors respondió en la cancha todos los rumores mal intencionados durante la semana. La fiesta se dio en la cancha, en La Bombonera y con una noche de Copa Libertadores. La víctima fue Montevideo Wanderers, que supo ser el espectador de lujo del gran de debut de Daniel Osvaldo, que anotó el gol decisivo para el 2-1 final y que supo demostrar su jerarquía junto a Nicolás Lodeiro, el otro refuerzo de lujo del Xeneize.
Va cambiando la energía. La lesión tempranera de Burdisso – muscular y en su aductor izquierdo – en otro momento hubiera sido un problema. Pero Arruabarrena, quizás heredando algo de esa mística del Virrey, mandó a la cancha al juvenil Komar y éste le respondió con un gran cabezazo para el 1-0. El rosarino, otro destacado de la categoría 1996, tuvo su primera vez con el gol en esa jugada.
El peor momento se vio tras la apertura del marcador. Montevideo Wanderers sacó rápido del medio y en una precisa pared entre Riolfo y Rodríguez, el volante de los uruguayos, puso el empate ante una pésima respuesta de Orion.
Cuando las dudas y la maldición de sufrir un tanto en la primera situación de gol parecían regresar, Boca reaccionó y encontró en Osvaldo a su héroe. El delantero metió un cabezazo bárbaro, abajo y junto al palo de Burián, luego de un centro de Colazo que le quedó atrás y lo obligó a darle fuerza con el movimiento de su cuello. El delantero celebró como Batistuta en la Roma realizando la «ametralladora», luego se besó el escudo, se lo dedicó a su mujer y hizo un gesto dedicado a todos los que deslizaron trascendidos ruines en torno a su figura.
En el complemento el partido perdió ritmo y Boca se dedicó a dejar pasar el tiempo. Osvaldo, Palacios y Pablo Pérez (ingresó por un laborioso Chávez) pudieron haber aumentado, aunque sin precisión. El pitido del árbitro Marques hizo estallar la Bombonera por un nuevo triunfo, el cuarto consecutivo de carácter oficial y séptimo contando el verano. La mística está de regreso y la mitad más uno del país feliz.
