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Editorial

Llueve, hoy no es un día más

Hoy no es un partido más para el hincha de Boca, esta tarde se juega contra Lanús en el que puede ser el último partido de Juan Román Riquelme en la Bombonera.

Llueve, el cielo está gris y es imposible no sentirse nostálgico. Las gotas caen y no todas desde el cielo. Otras caen desde los ojos y recorren los cachetes. Hoy el corazón se siente raro, con las emociones que cambian constantemente, pero siempre con la tristeza como la sensación predominante. No es un día normal para los que queremos a Boca, quizás esta tarde sea la última en la que veamos a Juan Román Riquelme salir a la Bombonera, al patio de su casa.

La comunión  fue inmediata, con la primera pisada todos los Bosteros supimos inmediatamente que estábamos ante un jugador descomunal. Allá, en 1996, el pibe pecoso que jugaba con la 8 en la espalda todavía era Riquelme y no Román. Con el paso del tiempo se transformó en una especie superhéroe para unos, o un d10s para otros. Más allá de las diferencias en el consenso, era claro para todos que parecía salido de un sueño, con él en cancha todos creíamos que no había rival, que todo era posible.

Las lágrimas que surgieron de sus ojos ante el Bayern Munich y sus rezos contra el Cruz Azul lo llevaron a otro nivel. Era humano, sentía, y sufría por los colores más lindos al igual que nosotros. Ahí nos dimos cuenta que estábamos un Bostero que nos representaba dentro de la cancha y jugando como nadie lo había hecho jamás.

Un día se fue, a su pesar, menospreciado por el presidente de Boca y para tener que proteger a su familia de la inseguridad.  Se llevó su magia a otras tierras en las que también se volvió ídolo, pero siempre con el objetivo de volver a su casa. Lo logró, y estando en un gran momento, lleno de plenitud y con mucha juventud. No regresaba para robar ni a dejar sus últimas muestras de talento. Ahí otra vez volvió a demostrar que era el mejor y que podía darle muchas alegrías a sus pares: los hinchas.

Pero como en la vida, a veces somos ingratos con aquellos que deberíamos cuidar más. De a poco se lo fue dejando solo, expuesto ante ciertos personajes que solo pensaban en su proyección política y en lastimar. Apareció Angelici, para ganar fama cual vedetonga que quiere ir a Showmatch. Una caricatura de villano que pegó el salto de ser el ignoto tesorero del club para convertirse en el malo de la película, aquel que intentó e intenta sacar del club a Román.

Primero trató en el 2010 con un gran aparato de poderosos por detrás, pero sin éxito, ya que en una ajustada votación el diez se logró quedar. Volvió a intentarlo en Venezuela, dos años después, ya como Presidente y junto a Falcioni, y por un tiempo lo pudieron derrotar. Lo vaciaron, lo maltrataron y debió irse de ese club en el que sólo había soñado desde chiquito con poder jugar un partido.

Ahí aparecimos nosotros, los hinchas, que nos dimos cuenta de nuestro error y decidimos acompañarlo. El banderazo del 2012 y la vuelta de Carlos Bianchi, su papá futbolístico, hicieron que regresara para sufrir juntos una vez más. Ahí está él, con la misma incertidumbre que todos, sin saber si este nuevo manoseo de los dirigentes será realmente su final. Si esta tarde será la última, la que cierre el paso más exitoso y querido de cualquier jugador en la historia de Boca. Porque le quitaron hasta la posibilidad de decidir él cuando va a ser el «chau».

Llueve, es un día gris y lleno de bronca. Preparen sus orejas, porque hoy nos van a escuchar.

Formaciones y datos:

Boca: Agustín Orion; Hernán Grana, Daniel Díaz, Juan Forlín, Emanuel Insúa; Cristian Erbes, Pablo Ledesma, Nicolás Colazo; Juan Román Riquelme; Juan Manuel Martínez, Emmanuel Gigliotti. DT: Carlos Bianchi.

Lanús: Agustín Marchesín; Alejandro Silva, Matías Martínez, Carlos Izquierdoz, Nicolás Pasquini; Diego González, Jorge Ortíz, Fernando Barrientos; Jorge Valdéz Chamorro, Santiago Silva y Marcos Astina. DT: Guillermo Barros Schelotto.

Estadio: Alberto J. Armando «La Bombonera» (Boca Juniors)
Árbitro: Andrés Merlos.
Hora: 18.15
Televisa: TV Pública.

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