Hoy se cumplen 14 años de la máxima epopeya en la historia futbolística del club. Boca Juniors derrotaba al poderoso Real Madrid en Japón y se quedaba con la Intercontinental.
Un duelo de gigantes dispares. Por un lado el Real Madrid y su poderosa chequera paga galácticos llegaba con Luis Figo, el mejor del planeta en ese entonces, dispuesto a terminar un trámite y regresar a España con un nuevo trofeo. Por el otro Boca Juniors, que desembarcó en Tokio con un contingente de 10.000 fanáticos y con 11 jugadores con la calidad suficiente de patear el tablero de la FIFA. El resultado, hace 14 años tras, y de la mano de Carlos Bianchi, fue para el Xeneize, que se convirtió en el mejor del mundo.
Cuántos hinchas de Boca Juniors se habrán quedado sin dormir, escuchando toda la noche la transmisión de la radio para calmar esa ansiedad que habitaba en sus cuerpos. Cuántos chicos habrán faltado al colegio para acercarse a los bares con codificado para ver a sus héroes enfrentarse a las ídolos de las figuritas. Cuántos habrán peregrinado entre lágrimas hacia un obelisco azul y oro. Cuántos mientras leen estas líneas se ponen a recordar cómo vivieron ese día especial.
Pasaron trece años del mejor equipo que tuvo alguna vez Boca Juniors en la historia. Ese que inició su camino de éxito al ganarle a todos en la argentina, estando 40 partidos invictos y clasificando a la Copa Libertadores de América en busca de otro sueño. Ahí, con varias batallas épicas como la del Parque Antartida o la del DF y el gol agónico de Samuel. Pero también en el continente ese conjunto supo demostrar su grande y su superioridad. Solo le faltaba un reto: el ser campeón Mundial.
Los pequeños detalles fueron fundamentales para la épica consagración. Uno de los más recordados tiene que ver con Daniel Fagiani, el que fuera el lateral izquierdo de ese equipo durante todo el semestre, pero en el partido más importante, contra el Real Madrid, se quedaría afuera. Carlos Bianchi – en su decisión más difícil como entrenador – le comunicó que no jugaría y que en su lugar pondría a Anibal Matellan para anular a Luis Figo. Los dos lloraron y crearon un vínculo de sinceridad que perdura hasta el día de hoy. El cambio del Virrey fue vital, logrando su objetivo de opacar a la estrella del Real Madrid.
Otro de los recuerdos más comentados es el de la elección del segunda punta. Carlos Bianchi decidió optar por el Marcelo Delgado y no por Guillermo Barros Schelotto, incluso ante el pedido insistente de Martín Palermo, que en definitiva, terminaría siendo el más agradecido por la determinación del técnico. Ya que el Chelo sería el encargado de asistir al Titán en el primer gol del encuentro.
Dos goles rápidos. Un 2-0 increíble antes de los 10 minutos del partido. Un Palermo héroe en la red ante el rival más difícil. Un Riquelme crack pisándola como en el potrero contra todos los jugadores Merengues. Un Delgado veloz e imparable. Un Córdoba que cerró su arco y se volvió gigante. Un joven Battaglia que jugó como un experimentado y un experimentado Basualdo que corrió como un joven. Un Matellán que se reinventó y anuló a la estrella FIFA. Un Bermúdez que lideró con su personalidad. Un Traverso que se devoró a la leyenda Raul. Un Serna que batalló como un león. Un Ibarra que se batió a duelo con el complicado Roberto Carlos y salió victorioso. Un Bianchi creador e ideológico de un equipo sensacional. Todo junto, todos juntos, detrás de un partido que quedará por siempre en el recuerdo de todos los Bosteros.
Mirá las mejores fotos de la Intercontinental 2000.
Leandro
28 noviembre, 2014 at 21:05
Riquelme intratable esa noche, makelele lo sigue buscando. Estaría necesitando un poster con la formacion de este equipo. ERAMOS INVENCIBLES. ¡Qué orgullo ser bostero!